TENGO SI SABOR EN MI BOCA
TENGO SU SABOR EN MI BOCA
A:
Charo:
Y en un instante se hizo la luz
Y la misma atravesó la ventana
Lugar, instante, lapso de tiempo
Finito e infinito a la vez,
Había belleza en la visión
En el áurea de todos los sentidos
Yo fenecí, para vivir posado en su cuerpo.
No había más existencia que la suya
Ni una sublime lagrima,
Soslayo el tiempo de los dos
Era como la comunión de todos los amantes
Anverso de la existencia anterior
Efluvio mágico del estuario donde diverge
Esa inmortalidad a la que llamamos amor
Queriendo ser uno, existimos en plena carne
La adoración de las tragedias transitó en débito
Ante la querencia de las caricias, ante el altar de los besos.
Un yo enamorado fue atravesado por su sabor
Con una flecha envenenada de amor
Una piel en el nirvana, frunció los deseos desbocados
Elevándome sobre la miseria de mi propio destino
Aturdiendo, destronando, aniquilando
La pena, la soledad, el agravio, el dolor,
La amargura de todos los tiempos adyacentes
Que ínclitos en mi perenne vida fueron.
Todo por un instante dejó ser agravio
Para pasar a ser un beso,
Beso deseado, beso real
Aún tengo su sabor en mi boca
Conservo la visión de su cuerpo en mis retinas
E inyectado en vena llevo su amor
Sus caricias, el aroma de su cuerpo
Todo lo que ella me dio
El olor de su sexo.
Días de gloria, en un fondo nevado
Elevándome sobre el destino, la noche fue furtiva
Las mañanas, las tardes, el tiempo se convirtió en vida
Ella estaba en mi cuerpo, como lo hace la alegría
Yo en el suyo, acontecido como lo hace el amor de una niña
Y danzamos al son de las alegrías, como en las puestas de los soles
Cuando la vendimia ha sido recogida
Yo era vino, ella era la vida
Nunca en lugar de los castaños, sonó tan apasionante melodía
Era el poder del amor, poder que todo invadía.
Amor de mujer y hombre, soles que nacían
A cada palabra, con cada beso, a cada caricia
Nunca existió el ocaso en tan breve día
El tiempo se detuvo en dos almas que sufrían
El destino las unió, mientras ellos, amándose, se querían.
He amado, amándola, he besado, besándola
Poeta soy ahora recitando, el desdén de su lejanía
Pero ya nada puede arrebatarme la galaxia de su vida
Las mañanas, las tardes, las noches vividas
Cuerpo contra cuerpo, tiempo enamorado
Dos almas, dos, que se fundieron en una
En los días de Abril, allí, en mi Salamanca querida.
No puedo olvidadla
Infierno, purgatorio, cielo
Tengo aun su sabor en mi boca
Y su alma pegada a la mía,
Y, su alma, pegada, a la mía[...]
A ella, que ha curado mi alma, y mi vida.
A:
María del Rosario.