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Caronte

-Ya veo.

Xu cierra los ojos, abre un poco la boca y se reclina en su mecedora. Como ensayando.

Le he explicado mi servicio. Cuando me lo pida, tocaré un punto en su cuerpo que significa la desconexión final para un ser humano. Luego le abriré la boca y tomaré el precio acordado por mi trabajo: usualmente una moneda u otro objeto de valor.

Porque me llamo Caronte.

Los vuelve a abrir; ahora tienen luz, mirando al sol mientras declina.

Le doy entonces la compasión infinita que reservo para aquellos de mis clientes que aún no han muerto:

-Si quieres, cuando mueras te besaré para recibir tu alma.

Porque en muchos la llama ya no arde, aunque nada muera si no quiere. (Los que mueren asesinados, se lo buscaron. Los que mueren de enfermedades, no se cuidaron. Los que mueren de viejos, ceden al fin a la curiosidad infinita, al deseo de cerrar la casa y largarse con rumbo desconocido, como no hicieron de jóvenes).

Xu nada un buen rato en mis ojos y después asiente. Veo el anillo en su mano.

-¿Me va a doler?

En realidad quieren decir “¿durará mucho?”, “¿tendré tiempo de pensar?” A todo le temen.

-No. Cuando sientas mis labios, ya estarás en la otra orilla.

La luna sale. La miramos ascender.

-Dicen que se ve la vida.

-...¿La ves?

Se demora un mundo en agachar la cabeza, asentir.

-Sí, todo está aquí.

Xu extiende su mano hacia mí a través de la sombra espesa de figuras y escenas, que le hacen sitio. Tomo su mano. El pasto es ahora un agua oscura y mi otra mano se cierra sobre el remo.
Estamos bajo un gran cielo de piedra. La luna brilla lejos detrás de mi espalda, sobre un jardín. Aparto mi cabeza de la suya, tomo el anillo que ha dejado bajo su lengua y apoyo su cabeza en el respaldo del asiento mientras remo.

Su alma aletea en mi boca. Cuando llegamos a la otra orilla, la libero con un suspiro y sus sueños se lanzan inmediatamente a colonizar esta nueva tierra.

Deslizo el anillo en un dedo de mi mano izquierda. El sol de su tierra calienta por un momento mis huesos y después se apaga.

Cavo un hoyo para Xu y allí le planto cabeza abajo, con los brazos y las piernas mecidos por el aire fresco de la noche nueva.
Pomeraniawarchild28 de diciembre de 2007

2 Comentarios

  • Encuentador

    Ufff! 'El cielo de piedra'... Estaba tenebroso y entrecortaba un poco la respiración. Fuerte.
    Me sorprendio el...: ...quieren decir "¿durará mucho?"
    Oye, ¡qué tengas un buen día!

    29/12/07 05:12

  • Barandica

    La luna justo al frente de Caronte y Xu, testigo omnipresente...

    31/12/07 12:12

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