Las palabras me confunden, tapan mi boca,
que mutilada, estallan en mi cabeza.
Sin aliento donde cobijar una idea,
asoman apasionadas las gotas en mis
tristes ojos heridos.
Cada vez que respiro un poema, muero un
poquito, un poquito más.
Al abrir la puerta del dolor, estalló la cordura,
y pinté la pared del color de la esperanza,
asomó una patita el corazón, que erosionado
tras años de soledad, le guiño un ojo al destino,
y en un páramo, en busca de la vida, eché a andar;
relámpagos y lluvias despiadadas presagiaban un
andar duro, sin ropa ni abrigo, paraguas ni manta,
mi andar reparó.
Ensoñadora de horas, mil naufragios oculté, tras la
máscara disecada como maquillaje,,, de mi pequeña pluma,
que aquí terminé.
Nos ha tocado vivir una experiencia inédita y de mucho dolor a toda la humanidad...por esta razón la tristeza campea a sus anchas por muchos textos, pero esta bien que esto suceda, debemos asumir que hay que cambiar. Tristes tus letras pero necesarias.
Gracias por tus sabias palabras, un recorrido como el que estamos viviendo, no lo han vivido antes la humanidad, de alguna manera somos especiales, al poder ver este cambio.
Saludos muy muy cordiales.