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Mira

En la limitación de mi propia alma, que por más que quiera , no da más de sí, percibir como se teje el vértigo entre soledades, inundaba el alma de un dolor, que solo la lucidez del día era capaz
de sosegar, sólo un momento, tras el cual, las notas discontinuas seguirián su marcha y harián sus estragos en la cárcel de su mente.
Una libre ráfaga de viento frío como la nieve atravesaba mi cuerpo , con la idea de sentirme libre de los pesares provocados por ideas ajenas, me dediqué a andar desasosegadamente para tener paz.
El camino era infructuoso, tanto que solo servirá para cansar el cuerpo, más no el alma, que al volver, se veía en las mismas.
Una vez dijo un sabio, que el saber duele,. Y duele mucho cuando sabes lo que se esconde detrás de cada acción, de cada mijita de pan, puesta sin aparente cordura.
De educada afición era su afán, al día seguiría otro más y así uno y otro, sin aparente sentido.
Preguntabase a menudo del por qué de su venida a este infierno, más no tuvo respuesta que la satisfaciera.
Y ahí seguía día tras día y año tras año, siempre igual y mirando al mundo moverse sin ningún sentido.
Hubo eso sí, mentes maravillosas que leyó, que vislumbró un sentido magnético en su magín,
eran arquitectos de un país con montañas de letras con sentido, todo el sentido que andaba buscando, bellos poetas de letras escarlatas, de sables con punta fina que derramaban fantasías extraordinarias, de excelsos pintores de almas bellas, de prosaicos caballeros y damas elegantes, que danzaban al son de la escritura, Eso sí, Eso sí le gustó, ese fue el punto que vio como cielo abierto, ese era la mágica venida de la delicada magia de los escritores.
Mentes maravillosas que disfrutó y regusto, nunca se irían de su mente, y menos de su alma.
Regina18 de enero de 2023

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