TusTextos

Memorias.

Desde que tuve capacidad para entender el mundo que me rodeaba, escuche esta historia, un relato desgarrador y real de unos acontecimientos, como tantos otros que ocurrieron en esa época, con la particularidad de que en éste era mi abuelo el protagonista. Lo guardo como un tesoro, todo lo que él vivió y sufrió lo dejó por escrito en un librito y cada uno de sus hijos tiene una copia. Relata con todo detalle los hechos que le ocurrieron en un pequeño pueblo del sureste español, antes y durante la guerra civil. Hechos tan importantes para mi que si las cosas hubieran sucedido de otra manera mi familia no existiría.
Lo reescribo sin nombres, sin bandos...

"Me considero una persona profundamente religiosa, me lo inculcaron mis padres con su ejemplo. Trabajador manual desde bien pequeño y ya en la juventud fui nombrado presidente de las juventudes católicas, por mi facilidad para la oratoria. No en pocas ocasiones fui invitado a pertenecer a un partido político determinado, en la política en su lucha de clases, era favorable a rencores y mis creencias religiosas lo absorbían todo, mi único interés era defender mis derechos como trabajador. Debía medir muy bien mis palabras aunque tratara de temas religiosos, la clase política que gobernaba me vigilaba, pero no podía mostrarme insensible a la injusticia que me rodeaba, y alce la voz desde donde tenía el privilegio de hablar. Me mostré abiertamente en contra de los que estaban ciegos por los intereses económicos personales, y a favor de la justicia social y el bienestar de los más desfavorecidos. En las circunstancias en que me encontraba me vi obligado a pertenecer a un partido político, convencido que era lo mejor para defender un estado social más justo, más humano, en el que tuviéramos cabida todos en una España llena de antagonismos personales. Se predicaba mucho de libertad, democracia, y en su nombre se encarcelaba por no compartir los mismos criterios que los que estaban gobernando, esta contradicción la estábamos viviendo desgraciadamente, llegando a los hechos más bajos e inhumanos impropios de seres civilizados.
Pronto me eligieron vicepresidente...

Sabía que era muy peligroso donde me había posicionado, los encarcelamientos se sucedían por pertenecer al partido contrario a la alcaldía. Un día me vi forzado a huir de mi casa, para no ir a la cárcel, algo incomprensible para mi, por defender unos derechos legítimos para todo ser humano, libertad y justicia. Con gran dolor salí de mi casa, dejando a mis padres. Acompañado por un amigo, al que también perseguían, nos escondimos en unos campos cercanos. A la mañana siguiente, y con muchas ganas de saber que estaba pasando, ambos regresemos a casa. No volví a ver a mi amigo, un vecino lo denunció y tras darle una paliza, lo mandaron a la cárcel de la capital donde al poco tiempo lo fusilaron, lo supe seis meses después. Llegué a casa y mi madre, con una gran entereza, me dijo que me fuera y no volviera hasta que todo hubiera pasado. Asombrado y con lágrimas en los ojos, asimilé lo que mi madre me decía, el pequeño de la casa, el que cuidaba de mis padres ya mayores, me debía marchar porque peligraba mi vida. Mi madre no derramó una lágrima, quiso que me llevara toda la fortaleza que me haría falta para sobrevivir y no derrumbarme. Con el corazón oprimido y lleno de amargura me marche para cumplir con el deber que me dictaba mi conciencia.

Me uní a los huidos del mismo bando y acaté las ordenes que nos impusieron. Las ordenes eran salir dos camiones para la capital llenos de bravos hombres, en su mayoría trabajadores manuales, todos dispuestos a morir para liberar de la cárcel al líder de nuestro partido. Hombres trabajadores que ni idea teníamos de levantar un arma, pobres jóvenes animados por la valentía que da el valor de luchar por algo justo, y la fe puesta en un líder que nos auguraba un porvenir lleno de esperanzas para todos. A la hora convenida salimos con los camiones. Casi a mitad de camino, se accidentó el segundo camión, yo iba en él. Quedo parado a un lado de la carretera. Veinticuatro hombres quedamos atrás, esperando ordenes nos ocultamos en los alrededores. Pasaron muchas horas, hambrientos y desanimados decidimos dividirnos en grupos y marcharnos para escondernos donde bien pudiéramos. Con un futuro incierto, lo que si teníamos seguro es que nos buscaban. Yo iba en un grupo con tres compañeros, arropados por la negrura de la noche, nos acercamos al pueblo donde teníamos nuestro hogar. Una persona conocida nos alertó del peligro que corríamos volviendo , decidimos, con pesar, separarnos dos por cada lado. Marchamos por la huerta ocultándonos al cobijo de los árboles, exhaustos por el cansancio paremos a descansar, mi compañero cayó rendido por el sueño, se durmió sobre unas piedras. Yo siempre en alerta, con el arma en la mano, vigilaba viendo enemigos en cada sombra de la noche, tal era el estado de ansiedad. Al amanecer acordamos dirigirnos a una finca, donde conocíamos al dueño. Rezando por el camino para que nos diera cobijo, pues no sabíamos que hacer. Nos volvió el alma al cuerpo cuando el dueño accedió a ocultarnos. Comimos después de bagar sin rumbo más de un día. En un estado de gran angustia y desesperación sin poder contener las lágrimas, el miedo y muchos porqués se apoderaron de nosotros. Hacía tampoco tiempo eramos unos simples obreros que trabajaban para llevar comida a la mesa de sus familias, sin más aspiraciones. ¿Qué delito habíamos cometido, para que nos persiguieran? por como hombres libres tener un ideal político, por querer luchar por lo que es justo, por una indignidad e incomprensión vimos pisoteada nuestra libertad, nuestra libre voluntad. ¿Qué sentimientos son de éstos falsos redentores? que intentan dar caza a personas que no han hecho otro delito que trabajar para comer. Reflexionando sobre todo lo que había sucedido, en nuestra mente siempre estaban nuestros seres queridos y todo lo que estarían sufriendo por nosotros.

Ya todo estaba decidido, habíamos levantado las armas contra la sinrazón y la barbarie y ya no había marcha atrás, la guerra había estallado por todo el país y sobre nosotros pesaba la pena de muerte.
En los días sucesivos vinieron cuatro compañeros más a la finca. Nos escondíamos en la montaña y por la noche bajábamos a la casa a descansar. Era muy arriesgado escondernos, eramos muchos, y en cualquier momento nos encuentran y dan la voz de alarma. Y así ocurrió. Un hombre pasó por allí con su burro y su escopeta, seguramente iba de caza, y nos vio. Al poco tiempo, desde lo alto de la sierra, vimos aparecer dos coches, pararon en el camino que levaba a la finca y salieron de ellos varios hombres, iban armados con pistolas y escopetas. En ese momento supimos que ya no era seguro seguir juntos, nos debíamos separar. Nos despedimos de forma emotiva, no sabíamos si nos volveríamos a ver. No mucho tiempo después nos enteramos que los cuatro murieron, rendidos por el sueño y el cansancio, se durmieron agazapados tras unos árboles, los encontraron y los mataron a tiros mientras dormían.
Le propuse a mi compañero ir a casa de mi hermano que vivía en un pueblo cercano, deambulamos por la huerta muchas horas hasta llegar allí. Agotados entremos en casa de mi hermano, nos dijo que no podía darnos cobijo porque le vigilaban, y sin comer ni descansar nos marchamos a un campo cercano para desaparecer hasta que pasara el peligro. Por trece días nos escondimos entre dos frondosos árboles, en un hueco que había entre ellos, suficiente para los dos. Nos tendíamos de día y nos ocultábamos cubiertos de hojas, al caer la noche salíamos a estirar las piernas y comer algo que nos traían. Era una situación muy desesperante en cualquier momento nos podía encontrar alguien, veíamos enemigos por todos lados. Así estábamos cuando mi hermano nos mandó llamar, mi cuñada con una valentía inaudita nos dijo:"lo que sea de vosotros, sea de nosotros", nuestro agradecimiento fue y será por toda la eternidad. No puedo describir lo que supuso para nosotros vernos acogidos así, una parcial tranquilidad se adueño de nosotros.
Nos escondimos en una habitación en la parte alta de la casa. Cuando nos enterábamos que íbamos a sufrir un registro, nos escondíamos en otro lado, hasta que un día llamaron a la puerta por sorpresa...

Escuchamos de mi cuñada las palabras acordadas si había peligro, y debíamos escondernos. Mi compañero y yo, sin mediar palabra, nos deslizamos debajo de la cama. La cama ya estaba preparada con la colcha a un palmo del suelo. Oímos subir a los guardias, el sonido de sus pasos acercándose a la habitación de al lado. Revisaron todo, lo revolvieron todo buscando armas, levantaron el colchón, tiraron por la ventana un cuadro de la virgen y convencidos de que no había nada, continuaron con la siguiente habitación, la nuestra. Mi cuñada con una sangre fría envidiable les dijo:"podéis registrar por todas partes y verán que no hay nada ni nadie", entraron en la habitación. En ese momento temblando de miedo viendo las botas de mi verdugo y la culata de su escopeta tan cerca, me puse a rezarle a la virgen. Hubo un silencio de varios segundos que me parecieron siglos, uno de ellos respondió:"basta con su palabra", y se marcharon sin más. Nos libramos de una muerte segura.

Tenía veintinueve años y treinta y tres meses de mi vida los pase oculto en esa habitación. Llegado el final de la guerra ya podíamos salir y volver a casa. Es difícil describir con palabras todas las emociones contrapuestas que se agolpaban en nosotros. No pude evitar las lágrimas de emoción al sabernos libres, con el alma destrozada por la angustia y el miedo, también un agradecimiento eterno por estar vivo, le daba gracias a Dios con cada lágrima, sabía que muchos amigos habían muerto.
Salí a la calle después de tanto tiempo con un regalo en mis manos, una vida por vivir, formar una familia era mi sueño, me hice el firme propósito de defender siempre mis ideales, libertad y justicia."
Remi14 de diciembre de 2017

13 Recomendaciones

23 Comentarios

  • Remi

    Muchas gracias Regina por tu comentario, todo termino bien, es verdad es parte de mi historia familiar.
    Un abrazo...

    15/12/17 12:12

  • Raul_amon

    A veces nos quejamos por tonterías y muchos no saben lo que pasaron nuestros abuelos. Me alegra que la historia acabara bien.
    Un beso, Remi!

    15/12/17 10:12

  • Remi

    Gracias Raul, son tantas las historias que desgraciadamente murieron con los protagonistas, sin dejar testimonio de ellas, tanto de un bando como de otro. La guerra fue una vergÜenza, un odio desmedido llevado por sentimientos extremos.

    15/12/17 03:12

  • Paulitinamente

    Ole por tu abuelo y por esa valentísima mujer !!!!
    Como me gustaría conocerla !!!!

    15/12/17 10:12

  • Remi

    Ayyyy... gracias Paulitinamente, las frases que ella dijo son textuales, junto con mi abuelo la heroína de esta historia.

    16/12/17 05:12

  • Deshonrado

    Que gusto da siempre leer un texto tuyo e

    18/12/17 06:12

  • Remi

    Muchísimas gracias Deshonrado, lo mio no son los relatos pero bueno me he atrevido ;)
    Un abrazo.

    18/12/17 07:12

  • Kiko

    Simplemente real y precioso

    25/12/17 09:12

  • Remi

    Gracias Kiko, un beso.

    26/12/17 04:12

  • Keleo

    Triste historia con final feliz,
    leyendo tu texto me salen hasta lagrimas,
    grande tu abuelo si señor...ole sus cojones, un beso!!!

    29/12/17 12:12

  • Remi

    Que te hayas emocionado así hasta las lágrimas es un gran halago para mi.
    Muchísimas gracias Keleo, ¡un besazo!

    29/12/17 08:12

  • Idytwy333

    A veces me sorprende la manera en que llegamos a quejarnos de nuestras desgracias sin ser conscientes de las ajenas, y de la suerte que tenemos a veces. Es un texto muy reflexivo y la forma de escribir inspira a seguir leyéndote. Un saludo enorme!!!!!

    05/01/18 01:01

  • Remi

    Muchas gracias por comentar, tienes toda la razón nos quejamos y en ocasiones no es para tanto.
    Muy agradecida con lo que me dices Idytwy333.
    Besos.

    05/01/18 03:01

  • Charlie37

    Es impactante la anécdota, si hicieran un film al respecto no me lo perdería:), saludos Remi

    05/01/18 06:01

  • Remi

    Si lo es Charlie, la realidad supera la ficción, muchísimas gracias por comentar.
    Un beso.

    06/01/18 11:01

  • Voltereta

    Pareciera una novela y sin embargo se siente todo tan real, que asusta pensar que algún día nuestros descendientes puedan volver a pasar por lo mismo. Por eso siempre es bueno mantener la memoria.

    Un saludo.

    07/01/18 06:01

  • Remi

    Es bueno recordar para no cometer los mismos errores del pasado. Quise hacerle un pequeño homenaje escribiendo su historia. Te agradezco mucho tu comentario Voltereta, un saludo.

    07/01/18 11:01

  • Disorder

    Maravilloso, cada palabra es una reliquia!

    11/01/18 05:01

  • Remi

    Muchísimas gracias por tu comentario Disorder.
    Un abrazo.

    12/01/18 12:01

  • Diegozami

    Remi, no se como se me paso este texto tuyo, pero creo que bien vale colocarlo nuevamente en el sitio.

    Ademas de conmovedor, esta muy bien plasmado, evidentemente es una joya este relato, que para tu suerte y tu familia termino bien.

    Uno de lo hechos que siempre me han conmovido de esa época, es el fusilamiento de el gran Federico Garcia Lorca...

    Un saludo.

    01/04/18 02:04

  • Remi

    Muchas gracias Diego, es bueno tener memoria y recordar lo que paso, hoy es un buen día para ello :)
    Me apasiona Lorca, gran poeta su esencia en cada escrito.
    Un beso.

    01/04/18 09:04

  • Patroclo

    "Se predicaba mucho de libertad, democracia, y en su nombre se encarcela, por no compartir los mismos criterios que los que estaban gobernando".

    Wow, Remi.
    Mil gracias por compartir esta parte de la historia de tu familia, que es, a la vez, reflejo de la historia de todos.

    Sobrecoge tanto el relato de la su experiencia como ciertas similitudes que percibo con el presente.
    Un abrazo

    17/11/20 02:11

  • Remi

    Muchas gracias Patroclo por comentar, "Memorias" es un trocito de historia. Mi abuelo comenzaba su relato con un título: "Hay que responsabilizarse en el vivir y ser justo".
    Un abrazo.

    27/11/20 05:11

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