La vida es elegir y tomar decisiones. Enfrentarnos cada día a lo que deseamos y lo que sería mejor para nosotros. Decidir si arriesgar y sufrir por lo que nos mueve o ir a lo seguro porque sabemos que eso no nos va a fallar, pero tampoco nos va a terminar de llenar.
Yo soy de las primeras, de las que lucha, arriesga y pierde. De las que lo da todo por todos los que me importan, de las que va detrás del que tiene la culpa y se arrastra hasta no poder más, hasta que me tachan de loca y me hacen sentir mal. No me arrepiento de ser así, sólo me arrepiento de no saber elegir, de sufrir, de no vivir, de convertirme en un mar de lágrimas y de no ser todo lo fuerte que debería ser.
Aún así cuando las cosas salen bien, la tormenta pasa y vuelvo a oír esa risa, esa voz y todas esas cosas bonitas, siento que todo ha merecido la pena. Que ya lo malo no es tan malo, que el maldito nudo desaparece y el aire poco a poco, vuelve a entrar.

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