Ante Tus Pies, Está mi
Rendición
Cayendo entre los abismos fantasmales, siento como brisas intentan tomar mis manos, y no puedo dejar de caer, mi mente se separa de mi cuerpo, atraído por algo más que aquel infiel amor, y mis manos intentan alcanzar el alma, que se deja llevar por las penumbras, y mi cuerpo no cesará de caer.
Como cual alma se va
mi cuerpo congela,
se vuelan mis recuerdos
y la conciencia entre ellos se van,
y como cual cuerpo es abandonado
me siento morir.
Deje atrás paraderos inimaginables, donde recuerdos se sentaron entre el frío, entre la basura que por ahí transcurría impulsado por el correr de los fugases pensamientos, esperando a la eterna vejez, que llegara en aquel negro elixir de muerte, para llevarnos y desaparecer tras la neblina del ayer.
Y sintiendo mi cuerpo enfriar,
mi corazón detener,
intente pronunciar aquellas palabras que solo en vida imagine,
que solo en sueños quise pronunciar,
pero nadie estuvo
para poderlas escuchar...
La soledad se consumió a si misma entre la desesperación de no haber compañía, y yo sólo me sentí perdida, enloquecida y abandonada como aquellos recuerdos que no volverán. Y sin haber dolor aparente a este entre mi cerebro, entre mis recuerdos aun vivientes, me deje caer, no encontré el motivo para continuar, y ante sus pies me mostré, sin querer mirarlo a la cara, me deje caer y reposé en una falsa paz, porque ni mis sentimientos ni mis recuerdos se querían marchar, pero la agonía de la emoción, de la soledad, ya me consumió...
No vine ante tus pies para rogarte el poder continuar,
me entrego así como me vez,
sin vestimenta que mienta mi apariencia,
sin mentiras que cubran la realidad,
y me muestro así ante ti,
porque es esta pureza eterna
la que te quiero entregar...
Y es en mi pureza
en la que quiero descansar...
Espero no volverte a ver.
