Él volvía, siempre lo hacia pero esa vez fue diferente.
Siempre volvía, pasare lo que pasara volvía, enfadado, contento o con los ojos hechos Venecia pero él volvía.
Aún me acuerdo cuando decías que lo sentías, que todo había sido una tontería y que no pasaba nada cuando no lo había sido, pero aquí estabas, conmigo, como siempre. Aún cuando decías y jurabas que estaba todo perdido y que no valía la pena acababas volviendo, era maravilloso, era un sentimiento de verdad, de esos que cuando lo sientes lo sabes pero todo cambió y te fuiste para no volver.
Lo peor de todo no fue perderte a ti sino perdernos a nosotros, perder lo que teníamos y lo que éramos.
Las heridas al corazón que más tarde se convirtieron en cicatrices, cicatrices que llevan tu nombre, cicatrices que sin ti no tendrían sentido, pero ¿Sabes qué? Chico, no dueles tanto.
