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Miedos de un Gato Negro

8 De Enero de 1980

Uno de mis tantos desquisiados sueños, de esos sueños que pueden matar hasta a la persona mas fuerte, un espanto, como si te torturaran lentamente hasta casí dejarte como un pobre hombre a punto de ser fusilado.

Todo inicio en un enorme salón, parecia de noche, nunca lo supe, solo escuchaba llantos, y, en mi mente me preguntaba a mi mismo. “¿Por qué sollozan? ¿Alguien ha muerto?” Cual seria la sorpresa que, cuando queria levantar impulso para salir de la pocicion en que me encontraba, termine chocando contra un cristal.

En efecto, el fallecido era yo.

El aire me faltaba, sin poder gritar, sin poder hablar, ¿Quien escucharia a un muerto? Seria algo terrorifico, totalmente sacado de una pelicula de terror.

De pronto, una bella mujer se acercaba al ferretro, aquella mujer la habia soñado antes, con un rosto feliz, entuciasmada, llena de vida. Ahora, la veo triste, apagada y moribunda, ¿Que ha pasado? Dije casi gritando.

En aquel momento, todo se torno rojiso, como si hubiese caido en las brasas del infierno, pero no, no sentia tortura alguna, al cotrario, escuche una melodiosa voz, y desde un principio supe de quien seria aquella voz. “No te vayas...” Exclamo aquella voz femenina, pero, con angustia, como suplicando. “Aquel baile... ¿Lo recuerdas? Por favor...” Era como escuchar a un angel pidiendole a Dios en su precencia.

Pude abrir los ojos por fin, tenia frio, mis manos parecian de arsilla, totalmente heladas, y, me pude encontrar sentado en mi ferretro. Las suplicas de mi amada fueron escuchadas. Estaba sentado, el cuerpo me pesaba, pero, ya podia respirar, la gente miraba asustada, como si se tratase de brujeria.

Sin embargo, ¿Donde estaba mi amada? ¿Acaso la soñe? Para cuando caí en cuenta, pude notar una carta en mi mano. Decidido y aun cansado, abri aquel sobre, dejando ver un manuscrito que decia;

“Querido, aun no es tu hora, regresa y vive feliz, que ya volvere por ti algún día, no lo olvides.

Kristen Sissel.”

Pude sentir un golpe, como si lo hubiera perdido todo, ella desaparecio, como si no existiera, y yo, angustiado preguntaba a la gente. Las respuestas eran la misma...

“Nunca hemos visto a alguien así por aqui.”

La gente partia, el funeral habia "fallado" ya que, insolitamente me desperte en el ultimo momento, pero, parte de mi deseaba seguir muerto, al menos para escuchar a mi amada una vez mas.

Vivia solo, aquellos que fueron al funeral solo eran conocidos ó morbosos que solo deseaban estar entre la gente que fingia dolor.

Llegue a mi apartamento, aun portaba mi viejo traje, asi que, de golpe me quite la corbata y deje el saco sobre la silla mas cercana. Pensamientos inundaron mi mente, tanto por haber despertado antes de ser cremado como; haber sido salvado por aquella damicela que habia visto en algun lugar.

Ya era de noche para cuando me di cuenta, no tenia hambre alguna, era extraño, ya no sentia ni mis piernas, por pura inercia caminé hacia la cama donde, tan solo al acostarme me quede mirando al techo.

Tenia miedo, pero no tenia ni idea del por que, mis manos se encontraban de nuevo frias, y vi un rayo de luz, aquello fue hermoso. “Te dije que vendria por ti” escuche sutilmente mientras una canción de cuna sonaba.

Era ella, era mi Diosa, mi vida, por fin habia regresado. “Tome un lugar, un momento pacifico para llevarte al descanso eterno... Juntos” La chica estiro su mano, y la tome.

El sol del amanecer de nuevo entraba por la ventana, aquella pesadilla de muerte de habia convertido en un sueño hecho realidad, y mientras sonria a un nuevo día me dije. “Qué hermosa es la vida”

Fin

Sissel09 de enero de 2014

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