Zigzagueante
Pasaron años, rostros, vientos, lluvias, soles, vidas, almas, besos, pieles y yo sigo esperando encontrar cómo es el buen vivir.
Hoy me duele tanto y no sé bien qué.
Necesité tanto vaciar el alma que busqué un lugar de abrigo que había olvidado.
Quiero escupirle a la vida en la cara por ser tan cruda conmigo pero realmente no soy capaz de enfrentarla y nunca lo he sido.
Me queda grande, no sé cómo usarla a mi favor, sólo sé autoflagelarme.
Quisiera encontrar un corazón que no se lleve partes del mío para completarse.
Quisiera dejar de encontrar ladrones sueños o donadores de falsas ilusiones.
Quiero nacer de nuevo sin raíces y elegir mis caminos.
Quiero cumplir mis deseos sin detenerme a ayudar a concretar los de alguien más y seguir dejando los míos a medias.
Necesito tanto ver el mar y perderme en él de algún modo, a ver si lava mi dolor y con su sal, que arda fuerte mi herida pero que se sane de una vez.
Me he reconstruido tantas veces pero nunca se hace más sencillo. Cada vez que vuelve a pasar olvido cómo se hacía y me hundo en la nostalgia como la primera vez.
Quisiera huir de mi misma un tiempo, no sentir lo que siento, no pensar cómo pienso, no vivir lo que vivo, no estar vacía, no estar.
Me duele tanto, pero qué me duele, me pregunté, aún no sé.
¿Es la soledad? ¿Es la ilusión destrozada en la realidad? ¿Es el sentirse imbécil por ser tan real en un mundo tan falso? ¿Sentirse tonta? ¿Sentirse?
Qué es eso que me carcome el estómago y el pecho tan duramente que me siento enferma como para moverme, comer o siquiera respirar.
Encuentrame pronto, vámonos de este lugar, encontremos algún sitio donde no duela estar.
