Estoy mudo, sordo y ciego.
Ni tocar el cielo puedo, ni volar por mis recuerdos.
Un tronco sin raíces, tieso.
Y seco.
Una ola perdida en el océano,
recogiendo peces muertos.
Triste tigre sin trigonometría ni espejo.
Porque mudo,
palabras en el fuego y unos labios quemados sin tus besos.
Sordo,
tu silencio burlador.
Ciego,
estos ojos en el hielo.
Para hablar sin pedir nada,
oír que ya no hablas
y ver tu sombra pero no tu cuerpo.
Este hombre sin lengua, orejas ni mirada ya se va.
Desterrado, ya se va.
Triste y frágil trigo en un trigal.
Soulka de mi vida y de mi corazón.
Entras por esa puerta como si fueras un milagro. Aquí no pasa nada. Estoy aquí desde el principio de los tiempos. Con mi poesía mis versos. Todo yo.
Indiferente a todo. Malherido. Vienes aquí y entras por esa puerta. Como si no pasara nada. Y resulta que has venido. Y no sé hasta cuando te quedaras para hacerme compañía.
Y descargas tu poema contenido desde hace tanto tiempo, que más parece un soplo de tu vida.
Te quiero Soulka. Por la divinidad de tu poesía.
Gracias por compartirla conmigo.
Un abrazo con todo mi corazón.
Bienvenido a casa.