Desciendo bajo la luz consagrándome a las llamas de cabeza al infierno
Estoy boca abajo de lo divino queriendo dejarme caer.
El diablo me intenta alcanzar y yo tiro los brazos hacia él.
Explota en mi pecho una bomba de relojería que me vacía por dentro, nuestros brazos se ramifican, su mirada feroz se clava en mis pupilas, las llamas cubren todo mi cuerpo y el hielo al que debía mantenerme fiel, se deshace. Gotas congeladas resbalan desde mis tobillos hasta mi cintura, encontrándose con el fuego que todo lo purifica,
y se evaporan.
Me encuentro en medio de dos mundos y de ninguno quiero salir, caminando por el fulcro de una balanza, buscando que algo se apodere de mí
y despersonalizarme.
La posesión de algo que no es mío y nunca fue para mí.
La mayor droga que hay para el ser humano, es otro ser humano.
Me vuelvo adicta a los besos de todos los judas que me quitan la ropa.
me vuelvo adicta a las mentiras suaves de algodón
A ser y a sentir que existo.
A quemarme.
Y cuando al fin me dejo caer del todo, algo me agarra de los tobillos y me hace volver a mí, a lo que soy.
Una partícula en el horizonte de sucesos.
Una equilibrista descentrada,
Sentada al borde del precipicio dejando la nada atrás.
Con el abismo susurrándome secretos y envolviéndome como un recuerdo olvidado, que se aferra a la esperanza de ser eterno.


Y que al final es eternamente olvidado.
Entre la vida y la muerte, el bien y el mal.
El orden y el caos.

Piscis.

El vacío por el que nado sin rumbo del cual no me dejo rescatar.
Un sepulcro en mi pecho con candado al corazón.

Inquietante calma en el rostro de un cerebro enloquecido.
Sádica dulzura que te hace pagar
Deudas de otra vida.

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1 Comentarios

• 

  Persefoneurana

  Desde mi atalaya en el hospital centenario, veo la torre del agua y me pregunto ¿ dónde estarás?
  Quisiera sentir lo que sientes, sin que me lo impidiera esta quimera de muerte. Duele leerte, pero duele aún más lo cerca que estás de mi.

  08/11/23 12:11