Ya Está
Escarbo dentro de mí como una posesa, me clavo las uñas, me desgarro, me saco las tripas y me arranco la piel, clavo bien los dedos encuentro el nódulo, latente, negro de amargura, lo agarro con el puño y fuerte lo arranco de mí, te arranco de mí, duele, escuece y sangra.
Claro que sí.
Duele como si te levantaran las uñas de una en una, con un clavo oxidado y un martillo, como si por las venas corriesen agujas de hielo y no sangre.
Duele como si te sacaran los ojos con una cuchara ardiendo, y te metieran en un sincrotrón hasta hacerte luz.
Duele como cuando alejes a las únicas personas del mundo, que entienden lo que haces.
¿Cómo se puede ver tanto y estar tan ciega?
Supongo que cuando me obligan a irme, aún quiero quedarme más.
Agarro la semilla negra de alquitrán que se había plantado en mí y tiro de ella, la arranco y me desrramifico, la tiro al suelo y la aplasto con el pie, gritando, mientras no dejo de sangrar y llueve.
Miro al cielo con los ojos bien abiertos, rígidos sin parpadear, y rápido se me llena la cara de gotas, los ojos rebosan, "Ya lo sabíamos" Me repito tantas veces.
Y el mal se desvanece, resbala por mi piel, el agua arrastra la tristeza y crea un reguero a mis pies, esta vez, es ella, contigo, que caeis por el precipicio y no yo, yo ya no salto más.
ya no me dejo caer.
Yo misma me sostengo, yo misma me hiero, yo misma me curo.
Tú jamás tuviste ningún poder sobre mí.
Ni tampoco tu tristeza.
Aun que parecía que sí.
Por que yo quise lanzar tu tristeza por la borda sin que te fueras tú detrás.
Pobre alma condenada, la mía,
Que quiero sanar a otros, desgastándome a mí.
Y creo tanto en mí....
Joder.
¿Cuan demoníaco es este mundo, al cual yo siempre perdono y él nunca me sabe perdonar?
Y me quedo en silencio al final, escribiéndome a mí para mí, para entenderme, para sanarme.
Para curarme de ti, que eres tristeza que lo oscurece todo,
¡Deja de hacer ruido aquí!
Donde hay silencio es más fácil oír una voz.
Y ya la he escuchado.
Me dice que duele pero ya no envenena.
Que ya estoy curada.
y ya está.
Egoísmo se casó con cobardía y me pusieron fin.
Emociones contraproducentes para los que venimos hechos de un molde roto.
Para los que somos transparentes, para los que sí somos leales y tenemos honor,
Hasta demasiada empatía.
La guerra se hizo para los valientes.
Para los que hacen y no para los que alargan su discurso estúpido sin demostrar nada.
Y yo, no soy paz bajo el yugo de nadie.
Una vez, ya me hicieron arder.
Por algo sería.
Pero los recuerdos no se pueden quemar,
Ellos siempre permanecen.
