Una mirada apagada y melancólica fue lo último que supe de ti. Ya hace un año desde que te fuiste, y yo me encuentro sentada en tu sitio favorito, a la sombra del gran árbol que nos vió crecer y despedirnos. Sí, es cierto que recuerdo mejor tus lentos andares y tu cansancio que tus carreras y saltos, pero eso no quiere decir que para mi siempre fueras viejo. Es más, nunca lo fuiste; nunca quise que lo fueras.
"Y quiero que todo vuelva a empezar", me decía Dani Martín aquella noche. Y yo le susurraba que también lo quería. Pero eso no valió para nada. No hizo que volvieras a correr torpemente detrás mía, ni que tr sacara a pasear con un collar improvisado pareciendo que tú me paseaba a mí, ni siquiera hizo que volviera a verte apresurarte a la puerta para ladrarle a los coches. Todo eso ahora son recuerdos que reviven con cada acorde de la canción que da nombre a este tributo: Cero.
Cero, como el número de veces que agradecí tu presencia, tu protección, tu paciencia y tu templanza. Cero, como las ocasiones en las que te quejaste de mi, en las que me dejaste tirada. Y también cero como las noches que paso sin pensar en ti. Pero siempre recordaré aquella figura redondita que un día se acercó a mi y me olfateó haciendome cosquillas con su húmedo hocico, nunca podré olvidar nuestra última foto, en la que tu pata y mi mano quedarán unidas eternamente.
Hasta que la muerte nos reúna. Te extraña,
tu siempre fiel amiga.
seguro que le llega, es imposible que un texto bonito no le llegue a esa fiel amigos que rastrea cada huella tuya desde el cielo. Has escrito lo mejor que leído sobre el amor durante meses,
Carlos