Me confieso católico
y un poco romano,
que aunque sea de Oviedo,
de niño jugaba a la peonza
y solo habÃa dos bandos:
cartagineses y romanos
y siempre fui de los Escipiones,
AnÃbal, era un juga...
Aquella tarde,
tu mano y la mÃa separadas.
La dulce mano de una madre en su hijo
al recibir el cuerpo entre sollozos.
Tu primera caricia
para calmar mi llanto
del primer encuentro con la vida.
...
Acudo por las noches a la fábrica de sueños
para hablar con mi abuelo
donde aún la sombra
de ese viejo ovetense y maestro armero
y su pizarra
está presente.
Al verme
siempre me pone algún que...
Estás allí
en los fondos marinos
de las transparentes aguas
donde me sumerjo
viajando desde lejos
con las olas
a lomos de sus crestas
para mirarnos a los ojos
y sentir como mi cuerpo ...
Sentarme al lado de ella
—   Un instante —
para escuchar
las soledades juntos
confluyendo mi ser
en su ternura.
Gravitar sobre su hombros
respirando
la seductora humedad
que fluye de sus...
Pequeñas y distantes
dentro del sueño
vuelan hacia mi lecho
los contornos celestes
de las nubes que indagan
tu realidad, la mÃa
enredadas a la sombra
de ese tacto primero
que dejaron tus manos...
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