Veinticinco años después, sigues siendo,
hembra mía, la celosa guardiana de mi nido
suculenta, salobre y tibia, te he conocido
mas falta todavía por irte comprendiendo.
Mi lengua te ha recorrido...
Déjame ser viento que tus cabellos meza
como invitado puelche o brisa sureña
como torbellino que esculpe las peñas
donde el aroma a caldillo resucita y besa.
Quiero ser tu navegante taciturno y...
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