En aquella mañana de principios del otoño, las urracas Pega y Pica estaban entretenidas picoteando
en la gran buffet de plantas que cubrían aquella huerta lindante con el molino de agua
abandonado...
No vamos a engañarnos, fue de esas veces en las que las miradas hablaban más que las palabras, donde
el silencio era el protagonista y nosotros los actores secundarios. Era de película, todo
silencios...
Me resbalas por la piel
como lo hace el agua
entre las manos.
Te derrites en mi como
un helado de vainilla
al calor del verano.
Y tus ojos se vacían
en los míos y me miras
fijamente cuando...
¡Hola! Somos una comunidad de escritores aficionados. Nos reunimos aquí a mostrar y comentar nuestros textos. Descubrimos nuevas historias y nuevos amigos cada día. → Únete para participar