A pesar de todos los miedos
tú quieres que esté contigo.
Vedadamente,
ocultándolo como una mentira,
como un fracaso vergonzoso,
tú necesitas tenerme
enquistado en tu historia,
porque ya soy tuyo.
El tiempo me ha incrustado en tu pasado
y por eso te soy vitalmente necesario,
imperiosamente ineludible.
Si la memoria tuviera células
yo formaría parte de ellas
y de tus tejidos y tus órganos.
Y es por eso que tú deseas que siga profitando de tu aliento,
hasta desgastarme.
A pesar de tus miedos, que son reales,
a pesar de mis inocencias que hacen daño,
a pesar de la violencia y del posible abandono,
del quiebre insospechado, del dolor abrupto,
de la rencilla hiriente, de la sospecha agazapada,
tú quieres que lo haga y yo quiero hacerlo,
continuar haciéndolo,
desgarrándome en el empeño,
abandonándome a esta locura de la que no nos arrepentiremos,
aunque los días se deshojen más lentamente,
como calendario cansado.
Pero tú me imploras,
tú necesitas que yo esté aquí,
al alcance de tu mano,
siempre disponible,
como un futuro sin sorpresas
