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Allegro Non Molto

Sé que vienes fumando. ¿Lo hiciste para que te rescate no? Rondaremos el Malecón del Salado con nuestros sentidos difuminados, piel caliente, ojos sanguinolentos, conteniendo la dulce saliva reflejo de la ansiedad por nicotina, la picazón en la punta de la lengua, los jales de Malboro rojo. La estática del viento cantándome al oído izquierdo. Tu voz en el otro. En la periferia de mi labrantío visual tu silueta. Pocas veces me dirigiré a tus ojos con los míos. El trecho que separa tu contorno del pilar calizo en el cual poso esperando, es la tarda retrospectiva fílmica, desenfocada, borrosa, secuencia compuesta por cientos de cuadritos de tu caminar. Como fondo musical el Invierno de Vivaldi. Eres una sinfonía andante. Transitas en allegro non molto. Cándidos, pausados, sutiles compases son el roce de la suela con el asfalto, el rasgueo sinuoso de peso y balance de tu empeine al asentase. El arco que se forma desde el talón hasta la superficie forma la clave del pentagrama. Marchas en Fa mayor. A cada paso sube la intensidad del tempo, progresiva, sincrónica, oportunamente. De cuatro por cuatro estableces mi frecuencia cardiaca, cada pausa en tu andar se asemeja a un cambio, un destiempo. Me extasías. Te ejecuto, te dirijo, te disfruto en cada nota. Cruzas los pies. Uno delante del otro. Nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno. Estás delante mió. Noto el brillo de tus pantorrillas, llanas, dóciles, delgadas. Producto de tu contextura. El tenue rojizo de tu dermis es la sangre que desde tus bases escala, se detiene en tus pupilas para dilatarlas y estupefactas se encuentran con las mías. Somos rayitos luminosos que parpadean y ciegan al Otro al unísono. Pues nos encontramos en el placer de utilizarnos. Nos servirmos del semejante para quedar absortos en su presencia y quemar espacio entre, días, meses, años. En horas pesadas y tediosas nos necesitamos. Sea por lo proclive de la piel o por la masoquista manía de estar solos al cuadrado. Es decir, estamos allí, juntos, en el mismo lugar, sin querer estar. Sin embargo nos regalamos la satisfacción de desearnos mutuamente. Pues como dice Santos Feijó, el amor es sólo carne que busca refugio en otra carne.

- El tener mi atención te salva. ¿No es así? De los insomnios, el sollozo de tu hija, el trajín habitual, los protervos talantes de tu ex marido, de lo que sea que invoque la falta. ¿Quieres tapar huecos? Partamos a mi cuarto, llenemos la pipa, espectemos algo bullicioso y quitémonos las ganas que nos tenemos. Seamos impetuosos, usemos de efugio el estupor de hallarnos. Posteriormente me marearás con sucesos de tu vida diaria, señalarás actores secundarios que desconozco, unos cuantos detalles de cada uno, como la sinopsis pobremente traducida de un DVD pirata. Contemplaré a la distancia y preguntaré el origen de cada nuevo personaje, no por interés, sino para asentar el hecho de que son intrascendentes ya que a ellos te refieres como si los conociera. Ese. Tu método para darme a entender que tienes vida, que hay más personas, más lugares, más amores, que nuestro encuentro es producto del apetito, de la ocurrencia, que es probable que no se repita, pues sabes que no te perseguiré. Tres semanas después me sonarás sendos besos al oído, repentinos, que repiqueteen de tus labios al auricular. Los inviertes por atención. ¿Crees que seguiré allí? ¡Por tres caricias! Siempre tuviste esa suerte romanticismo infantil. No te culpo, es mi responsabilidad. Te enseñé del olvido, de la indiferencia. Nos distanciaremos poco a poco. Pero antes de que eso pase, una pregunta: ¿Cómo convertir discursos cotidianos entre dos seres, en suculentas esquirlas líricas que al ser examinadas transporten al pasado disoluto y hagan desear el retorno, el encuentro, el pretexto? La música. Artesana de tantos lugares comunes, de tantas frases copiadas, de tantos lapsos compartidos. Tengo que atribuirles ritmo, cadencia, melodía. Revelar los negativos capturados, encontrar en el meollo visceral de lo vivido, el incentivo, la a pequeña. La lluvia, la madrugada escampada, el aroma de tus pechos, de tus manos, de las mías…
Velasco19 de julio de 2008

3 Comentarios

  • Mejorana

    Velasco qu? alegr?a, en mi tierra hay un dicho que dice:
    Tard?o pero cierto.
    Qu? pedazo de texto.
    Una maravilla.
    De los que me gustan a m?.
    ?Te has casado? ?Tienes nueva pareja?
    Ya s? que no es asunto m?o.
    Pero me alegra much?simo sentirte tan feliz y eso s? me importa.
    Un abrazo de bienvenida.

    19/07/08 09:07

  • Velasco

    Bueno en realidad el texto lo tengo desde hace cuatro meses, y no nada serio, s?lo romance pasajeros( esos son los mejores). Yo las amo a todas.

    19/07/08 03:07

  • Mejorana

    Eres un Donjuan Velasco, aunque tuvieras el texto hace cuatro meses, tiene lo que yo sabes que te encontraba a faltar en ese momento.
    Espero que no sigas enfadado conmigo Velasco, t? sabes que yo te aprecio en serio.

    19/07/08 07:07

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