Sentado en un banco de madera, mis sentidos me prenguntan uno a uno donde están esas sensaciones perdidas.
Miro al cielo sintiendome parte de esas nubes blancas en un cielo azul.
Mientras mi pelo mojado acaricia suavemente mi espalda, oigo un dulce sonido, como un murmullo del mar.
La humedad se esta haciendo cada vez mas latente cuando de repente el cielo se torna oscuro. El sonido se transforma en un canto de sirena, fuerte y agudo.

Me llama, me atrae. Corro a través del bosque, con un ambiente cargado, húmedo, que me impide respirar. Me ahogo, pero mis piernas siguen corriendo con toda la intensidad posible. Me caigo, debido a la poca visibilidad por la niebla, pero aun magullado y sangrante sigo casi volando entre los verdes árboles y densos matorrales.

De repente, el final del bosque y allí la veo a ella, la libertad. Mi libertad.
Se ve preciosa, liviana, pura y etérea. Su frágil y blanco vestido me ciega y me hace inoperante. Toda mi fuerza se ve reducida a nada.

Me rio, sin saber porque, en cierta manera por hacer algo, con esa cierta ironía con la que me visto últimamente.

- ¿Porque te ries? Ya no sientes, solo sientes dolor, que se transforma en rabia. Sólo te queda eso...

Sus palabras me congelaron. Como podia saberlo. Una sensación conocida recorrió todo mi cuerpo. El dolor empezaba en los pies y se fue distribuyendo por todo el cuerpo, y tras ello vino la rabia.
Todo mi cuerpo se tensó, sentía mis músculos a punto de estallar, a punto de romperse, toda la fuerza contenida queria salir ahora. El dolor que provocaba era insoportable, y tras el gran aullido de dolor me elevé.
Salieron dos grandes alas de mi espalda. Eran blancas pero manchadas de la sangre que habia producido su salida. Ellas se movian y me mantenian en el aire mientras el sufrimiento paralizaba el resto de mi cuerpo.

Así mientras me mantenía lleno de sangre, enfrente de ella, me dijo con voz clara y cálida:

- Si, se libre, cada vez mas libre. Asi estarás bajo mi poder.

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4 Comentarios

• 

  Velasco

  "y allí la veo a ella" El artículo "la" reemplaza al pronombre "ella". escribir "allí la veo a ella" es redundante. quedaría mejor como:
  
  "allí la veo". Menos y consiso es mejor que mucho y flojo.De todas formas el relato está bueno, la libertad seduce como sirena y al final del cuentas todos somos esclavos de la libertad como dice Erich Fromm.
  

  04/04/08 01:04

• 

  Adriel

  Una redundancia también puede ayudar a reforzar una idea en algunos casos (sigo con lo coloquial).

  04/04/08 10:04

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  Shadow

  Primero: Me gusta el relato. Me gusta ese àngel final que siendo libre se hace esclavo.
  
  En cuanto a la Libertad, me atraen màs los maestros Zen: "Ser libre de ser libre, y ser libre de demostrar que se es libre"

  04/04/08 10:04

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  Verseau

  Gracias Velasco por la corrección y Adriel por matizarlo. Sinceramente, lo escribí hace un año, creo, y no me acuerdo muy bien del sentido que queria darle jeje. Muy interesante lo de Erich Fromm.
  
  Me gustaba la idea de no poder ser libre nunca. Las teorias zen me encantan, pero muchas veces son demasiado inaplicables a la realidad actual.

  17/04/08 02:04