La luz de un farol alumbraba el revoloteo de las hojas esparcidas en la callejuela empedrada. El sonido seco del viento dilataba los sentidos de un delgado perro que jadeaba su alegre tristeza. Las altas horas de la noche indicaban la entrada de las criaturas lastimeras y desorgullesidas. Los pequeñuelos abrazándose unos a otros buscando el calor que la mayoría olvidó o quizá nunca conoció. Los ancianos despojándose de esperanza alguna se entregaban a los sueños que en algún día detuvieron su caudal.

La meretriz que diariamente le regalaba un par de monedas a la anciana loca de la cuadra no había cumplido con su visita diaria, no esta noche. Esta noche hasta el viento perdía fuerza y vida. Las nubes guardaban las estrellas que noche tras noche regalaban una pizca de alegría necesaria para sus vidas.

Los señores nobles de frondosos bigotes y grandes barbas pavoneaban frente la lastimera audiencia las posibilidades económicas con las que regocijaban a sus rollizas familias. Las señoras de finas dinastías evadían las tristes caras de los limosneros nocturnos apresurando los cloqueos de sus zapatillas importadas de milán.

“Uno más”, pensaba el niño Francisco “un aristócrata más”, mientras posaba sus delgadas mejillas en sus huesudas rodillas abrazando sus huesudas piernas. Francisco alzó su brazo lentamente, tanto como su fuerza le permitía…

-Señor, una moneda por amor a… - su impresión fue tanta que paró su gastado dialogo.

El caballero se detuvo, se inclinó y ahora miraba fijamente al ahora aterrado niño. Francisco abrió los ojos tanto y su boca abierta hacia que su sucia nariz se respingara aún más.

-Me dejas sentarme un momento?- dijo el elegante.

Francisco no sabía palabras para describir lo que sintió cuando el caballero tomo lugar junto a él. Mucho menos cuando éste saco un fino reloj de oro y una pequeña piedra redonda del bolsillo. El caballero miró la hora y contempló la piedra un momento mientras la giraba con sus gruesos dedos. Dedos que le daban a entender a Francisco que éste caballero había conseguido su fortuna gracias al trabajo duro o debido a algún puesto militar. Como alguna vez los tuvo su desaparecido padre cuando fue a la guerra y lo dejó al cuidado de un hermano que jamás regresó.

-Ahí estás! Que diablos haces? Salgamos de aquí, que suelen robar a gente como nosotros. – Gritaba un segundo caballero al que estaba junto Francisco, éste era un poco mas bajo y mas rollizo que su compañero.
-descansaba…
-que descan… no, no, no! Vamos al hotel, que parece que va a llover, además tengo hambre y debo escribirle a mi familia.
-vamos… - dijo el compañero de Francisco tomándolo por sorpresa del brazo y levantándolo de un solo tirón mientras se incorporaba.
-No es broma!, cuando haces este tipo de cosas no te comprendo… éste quien es?- señalando con el pulgar a Francisco que sin preguntar, era llevado a rastras. Pudo haber impuesto resistencia, pero en su mente recorría la imagen del reloj de oro, el hotel que no conocía y los manjares que en éste abundaban.
-un niño…
-Ya sé que es un niño! Pero porque diablos lo estas trayendo con nosotros?
-vamos al hotel…
-No necesitas un niño! Que clase de motivos impensables te propones?!
-N-no es eso…
-Entonces? Dale una moneda y ya!, no necesitas alimentar a cada pobre criatura que veas! Ya te lo he dicho cien veces!
-pero… es mi nuevo lacayo…

Francisco hacia un momento que dejó de escuchar las palabras de los amigos, su impresión se intensificó al ver aquel edificio lleno de luz y vida, las sonrisas de los comensales y los saludos cordiales de los altos señores aristócratas.

-Esto es el colmo!... bien!, dile que se lave la cara y vayamos a comer algo, tengo hambre.
-siempre tiene hambre…
-Y por dios Y, dile que cierre la boca…

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2 Comentarios

• 

  Mara

  Tienes una enorme expresividad para describir y eso hace que la gente se prende de la lectura, me encanto, sigue escribiendo . Un gran saludo

  22/04/10 01:04

• 

  Mary

  Ya me enganche a esta historia como si fuera una novela de
  la tele, realmente esta muy interesante. Espero con ganas
  el siguiente capitulo. Besoss.

  22/04/10 08:04