TusTextos

Despertar 1ºparte






Todo fue tan rápido. Aún estoy temblando aunque ya ha pasado una semana. Salíamos del mirador con rumbo a nuestro pueblo. Serían cerca de las tres y cuarto de la madrugada. Tampoco lo recuerdo muy bien, íbamos un poco colocados. Pasamos las dos rotondas antes de llegar al túnel. Aquella zona no tenía mucho alumbramiento o puede que para mí todo fuera demasiado oscuro. Entramos en un largo túnel con dirección a la autovía. Tenía la ventanilla bajada para que el aire fresco me azotara la cara. Eso hacía que me espavilara un poco. El bar donde habíamos entrado antes de llegar al mirador tenía poca ventilación. Podía respirar el Whisky del hombre que tenía sentado unos metros más lejos.
Una moto nos cerró el paso, la curva era más estrecha... Tenía tanto miedo que ni siquiera llegue a gritar ¡Para! cuando ya fue tarde.
No recuerdo nada más. Hoy me han dado el alta, me lo hubieran dado mas bien el Lunes pero he pedido la alta voluntaria. No puedo seguir en esta cama ni un minuto más.
Caminé durante una hora y media y me senté de rodillas. Llevaba una rosa en mi mano que dejé caer mientras mi alma se rompía.


En la memoria de David Reyes Rubio

1981 / 2005



No podía dejar de pensar, ni tampoco podía hacerlo con claridad parecía que miles de voces recorrian mi cabeza y a ninguna le prestaba atención.
Sólo me quedé allí con la mirada perdida sin apenas moverme. Creyendo que si no lo hacía a lo mejor, desaparecería.
Nunca he perdido a nadie que quisiera, pocas personas forman parte de mi vida. Y cuando encuentro a alguien que me da todo lo que quiero, el mundo me manda un castigo.
Y no es justo que todo acabe de esta manera, me obsesionaba tanto la idea de que el seguía vivo que cada noche tenía pesadillas, hasta que esas pesadillas empezaron a ser reales.
En mi sueño David me daba una llave, con un llavero de un trébol. Me sonreía y se marchaba. Yo me quedaba mirándolo desaparecer mientras le suplicaba que volviera.
Cuando desperté todo estaba oscuro y en silencio, aún quedaba un par de horas para que comenzara a amanecer. Me recosté en la cama y mirando hacia la puerta me volví a dormir.
Sonó el despertador, ya eran las ocho y media. Tenia que volver al trabajo. Encendí la cafetera mientras buscaba mi bolso para encenderme un cigarro. Busqué por todos los rincones de la casa, y al mover una de las estanterías cayó algo de la última golpeándome la cabeza. Me cagué en todo lo que tenía alrededor y luego me agaché para recogerlo. Era un llavero de un trébol con una sola llave. En el llavero había una dirección: Calle Picasso n°3, esquina Trébol.
Mi reacción fue...no sé exactamente como describirla, simplemente me quede aturdida. Pensé que sería coincidencia luego creía volverme loca del todo. Creer que David seguía vivo era mi gran ilusión que, cosas como esta, abriba el fuego de ese impulso loco por creerlo.
Pensé mis propias conclusiones para llegar a creer que David seguía vivo, pues el tenía problemas con las drogas y estaba involucrado en tráfico y robos. Cambiar de identidad no era suficiente para él. Pues digamos que donde el tenía su botín era dentro del pueblo donde siempre ha vivido. Pero con la policía esperando un sólo paso en falso para encerrarle era demasiado peligroso.
Tantas eran mis ganas de pensar que el seguía vivo que pensaba que todo era un montaje.
Supongo que la desesperación, el dolor, el engaño y toda mezcla de drogas con alcohol me habían hecho perder la cabeza.
Los días son largos en esta casa tan vacía, siento esuchar el eco del silencio. Hoy he decidido no deprimirme. Quiero ser fuerte y hoy lo voy a ser. Dicen que el chocolate quita la depresión, yo no tengo chocolate para comer. Sólo de fumar. Hacía ya un año y medio que no me fumaba uno que cuando le dí la primera calada parecía la primera de toda mi vida. Que viaje me había dado, calada tras calada casi podía mover los muebles de sitio sin moverme del sófa.
Ande a gatas buscando mi cama y abrí el cajón de la mesita. Tenía medio gramo que abrí la noche anterior. Un analgésico para mí, me relajaba y a pesar de los efectos de esta droga me dormí, más que nada por todo el alcohol y porros que llevaba dentro.
Tuve un sueño de esos que no quieres depertar nunca, donde todo es perfecto. Esos sueños que son tan especiales que en ese mismo instante sabes que estas durmiendo pues en la vida no ocurre. Y tratas de moverte lo menos posible para que dure el mayor tiempo.
Ahí estaba David, yo yacía en una cama y el me susurraba que me levantara, que despertara. Y yo le decía que ahora que lo tenía, ¡como iba a despertar!
Podía sentirlo, tocarlo, olerlo... Entonces él me gritaba que despertara mientras lloraba. Yo me desperté de un brinco y volví a mi realidad.
Lo primero que hice fue darle un trago a mi botella, y liarme el porro de "Buenos días". Me lavé la cara y me recogí el pelo mientras me miraba con algo de remordimiento el mal aspecto que tenía.
Llevaba encerrada en casa tres días y lo único que hacía era ir acabando conmigo poco a poco. Acabando con mi salud y siendo un poco mas loca cada día.
Tocaron al timbre.
Mi amiga Laura entró sin esperar que le abriera la puerta. Recordaba la copia de llaves que guardaba en el celpudo.
_¡Que mala cara tienes!
_¿Qué quieres? Cuando has tocado a la puerta y no te he abierto ¿no te ha sugerido nada?
_Puede ser, vengo para que vengas conmigo, tienes que ir a trabajar.
_Ya llego 72 horas tarde a trabajar, que más da.
_¿Qué es lo que te pasa?
_Laura... Creo que me estoy volviendo loca, no puedo dejar de pensar en David, no quiero creer que ha muerto. Tengo tantos sueños con él... creo que quiere decirme algo.
_Sí, ¡que espaviles! ¡Mírate! Si estas colocada todos los días como no te vas a volver loca. Lo raro sería que no. Debes intentar ser más fuerte. Estas cosas pasan y sólo tú puedes acabar con toda tu pesadilla.
Yo no le dije nada sólo le alargué la botella, ella la miró, le dió un trago y me la devolvió.
_Sabes que nunca rechazo una, pero son las nueve de la mañana y tengo que entrar a trabajar, igual que tú.
_Pero yo he renunciado.
_Esta bien, pásate luego por mi bar, estaré sola apartir de las cuatro. Allí hablamos.
Me dejó la dirección anotada en una hoja de propaganda y se marchó. Cogía la hoja mientras pensaba que quizás tenía razón, y el estar así no me iba a levar a ningún lado.
Pensé que debería ir para hablar con ella al bar donde trabajaba. Leí la hoja:
Calle picaso n°3, Bar El trébol




Violeta19 de junio de 2008

1 Comentarios

  • Tantra

    A Violeta/Sin palabras...

    19/06/08 01:06

Más de Violeta

Chat