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Recuerdos

Aquella botella que nos bebimos esa noche
el sol ya destintaba su color.
Y el último trago ya se había evaporado.
Esa bolsa que llenamos
de un buen plan de domingo.
Volaba sin rumbo entre los árboles
y rodaba cómo si le persiguiera el demonio.
Las colillas del humo que tragamos
se juntaba y se alejaban
de la carretera al arcén.
Junto a los pétalos de aquella rosa
que me decía si me querías o no.
Se habían secado y muchos
ya no le daban ningún valor.
Pero tú y yo sabemos
que no es cierto.
Cómo aquel disco que rayamos
de tanto usarlo.
Quebada brillante
con nuestros nombres grabados
bajo los primeros rayos de sol.
Tantas pilas gastadas
en capturar aquellos ojos
de los que un día
me enamoré.
Y más adelante un pañuelo de tela
yacía abandonado entre la mala hierba
que crecía a un lado del camino.
Quizás las lágrimas que lo mojaron
aún quedaban marcadas
a pesar de cómo calentaba el sol.
Y esa cinta roja de pelo
serpenteada por el viento
aún brillaba su color.
Perdida en algún descuido
o en alguna noche
de lujuria y pasión.
Esa pelota pinchada
y su olor a goma quemada.
La muñeca de trapo
con su vestido de cuadros
y su pelo de lana.
No tenía niña
que con ella jugara.
Fotos esparcidas
por la calzada
que nadie se molestó
en recoger.
Y una libreta pequeña
de flores de hojas
de papel.
Y hay quién dice
que sólo es basura
lo que alumbra el sol
y esconde la luna.
Violeta13 de abril de 2010

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