Y tenía frio, y temblaba. Le gustaba el frio, no quería temblar, se arropaba en su chaqueta, más con la esperanza de conservar su cuerpo frio que de conseguir algo de calor. Esperaba sin mucha esperanza. El tren no llegaba, el viento silbaba. El tren llegaba tarde, pero tampoco le importaba. Quería estar frio, helado, no quería temblar. Ese tren no le abriría sus puertas, pero tenía claro que no se le iba a escapar. Y así él lo esperaba, perdido, vacio, en medio de la vía quería estar frio, pero no quería temblar.
Este microrrelato lo he ilustrado, si os apetece ver la ilustración la podeis ver en: