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Navidades, Baile de Vanidades.

Navidades, baile de vanidades.

¡Navidades!, se abre la veda de las vanidades.
Creyente o no creyente a pasar por caja como buen penitente.
Si ya cuesta llenar la cesta, en esta época de fiesta la cuenta queda compuesta.
Entre villancico y villancico forzamos la más falsa de nuestras sonrisas.
Nos persigue la prisa por llenar el carro a toda prisa.
Adentramos en el Olimpo a golpe de melodías, el surtido es inmenso. Empaquetados bajo el manto del reclamo, los juguetes buscan a su amo.
Esclavos del dinero, ¡siempre es lo primero!.
Donde quedo el valor de un abrazo, un beso, una carta, el precio de la inocente mirada.
Vivimos confundidos y rendidos, entre anuncio y anuncio nuestros valores yacen perdidos.
En el pesebre, la sombra de la melancolía se arropa bajo la falsa sonrisa de un mundo moribundo que en su día se enroló con destino al frio olvido del verdadero tiempo vivido.
A final de año, a tomar las uvas no sea que el nuevo año nos haga daño.
El que nada tiene mirando las uvas, se pregunta si ese es el apaño a tanto daño.
El que ya nada espera piensa que su mejor suerte tal vez sea no esperar a la suerte.
Si el baile del consumo era poco a lo sumo, voy y a los Reyes, Santa Claus le sumo, todo sea por el consumo.
Busco en el recelo del tiempo el momento en el que canjeamos la ilusión por el dinero como condición.
Sentados bajo el abrigo de manjares y vino nos vemos allí reunidos familiares y amigos.
Fiestas de tregua a la envidia y la desidia, obra cumbre de la apariencia del que no se habla y se alma de paciencia.
Cada Nochevieja me cuesta más alzar la copa en busca del brindis.
Como pedir sin herir, si a mi alrededor hay tantas sombras sin lugar donde acudir para simplemente respirar su mal vivir.
Quisiera viajar en el tren de la nostalgia en busca de mis Navidades, recuperar el olor de las viejas postales y sumergirme en tertulias familiares.
Hoy a sabiendas que las fiestas se miden por lo que se venda reniego a pujar en este círculo al que la mayoría se resisten a dejar de jugar.

PD: Pequeña crítica a lo superficial que envuelve estas fiestas entrañables, si quitásemos la envoltura a buen seguro nos reencontraríamos con nuestras navidades de siempre.


Antonio José Mascaró Pérez

Ymaska30 de noviembre de 2013

2 Comentarios

  • Cimoni

    Llevas toda la razón en u relato, cuánta frialdad, regalos y comida por doquier pensando sólo en nosotros y más allá , mas cerca de lo que creemos y vemos está la verdadera razón por la que se ha llamado Navidad, el reflejo de los espejos no miente y ahí vamos en ese carro solos, cargados de apariencias y olvidando el verdadero significado de ella.

    "Donde quedo el valor de un abrazo, un beso, una carta, el precio de la inocente mirada"
    Un gran verso...me adhiero a eso simple, humano y de gran valor.
    Un abrazo...una inmensa reflexión sin duda
    Pame.

    04/12/13 02:12

  • Albasilencio

    un retrato certero de estas fiestas.

    06/12/13 08:12

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