Iban a brotarme de los pies carreteras, que picaran lejos, al sol, llegando el invierno. De los pies quebrados me iban a sangrar praderas, tupidas incluso de animales salvajes, donde ocultarme cuando se acercara enero. Pronto volvería al paso imaginado, en que no tiemblo sino que estoy sentado con un libro en las manos y tus manos repasándome el cuello. No es dolor aunque parezca y no es remordimiento. Despertar en ti fue un ejercicio literario, motivo lúdico para usar los brazos. Iba a comprimir en mi pecho la sangre, hasta evaporarme, iba a diluirme en la sustancia de los rezos, iba a lograrme. Y lo que pasó fue quedarme mirando, sonriente y encantado, caliente y recortado, florecido de repente, descartado y extrañando. No vi que viniera y cuando vino lo estaba esperando. Fue un banquete que servimos sin cocinar, sabor de lo incipiente, lo tierno de tus labios, rebozando de calores dulces y arrebatos agrios. Qué placer fue sentirme derrotado, descubrir mi amor al fracaso. Iban a crecerme espinas en los años, iban a salirme hermanos. Tu rencor y mi encanto, mi temor y tu llanto, tu pasión, mis sutiles engaños, iban a tejer un disfraz, ajustado de algarabía, a cuadros negros y blancos. Y lo que pasó fue convertirnos, provocarnos algún destino inestimablemente más bello, opino, mejor adornado. Fue una linda burla que hicimos, nos salió de las manos y se fue carcajeando.

AbrahamsaucedocepedaSeguir Autor Recomendar Texto Agregar a Favoritos