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Gordo Como un Cochino

Nunca olvidaré aquella mañana…


Los jueves eran los días de placer y éxtasis extremos. Primos, tíos, noviazgos pasajeros, amistades de playa,… Todos nos reuníamos debajo de una alta palmera situada en el muro que separa la playa de Anfy de su misma avenida. Si ya esto producía un orgasmo continuo cada semana, quedarme en casa de mi prima para despertar en una mañana de verano oliendo a sal, era mejor.

La mañana parecía tranquila. Yo dormía en la habitación con Mary, mientras Bea estaba en el salón con su novio. Pasos, risas y gritos eran los detonantes de una mañana movida en vez de tranquila. Introduje mis pies en un mundo de pelos denominado “babuchas” y me dirigí hacia la cocina. Allí, mi tía con su amiga bebían café. La amiga no era un ser humano. A parte de ser una becerra que soltaba cosas encadenadas por la boca, era una cafetera andante. Mi cara simple, sin ningún tipo de sonrisa que demostrara amabilidad o, al menos, falsedad por tener el gusto de conocerla y unas ganas de comer que me tiraban “pa’ atrás”.

-¡“Adolfito”! (mote que me pusieron desde mi nacimiento y que, en la actualidad, conservo por parte de mi familia a igual que: “el niño”. Es lo que tiene ser hijo de otro Adolfo.) ¿Quieres algo para comer?

-No Teresa, muchas gracias.- mentí.

-¡Adolfito! ¡POR DIOS! ¿CÓMO NO VAS A COMER NADA?

-No, no,… Gracias de todas formas.

Entonces pasó. A la milésima de segundo la becerra de la amiga soltó una de sus maravillas que marcó mi verano de mi duodécimo año de vida…

-¿CÓMO LE VAS A DAR DE COMER? SI ESTÁ… ¡¡¡GORDO COMO UN COCHINO!!!...

…Y se hizo el silencio… Noté que mi tía salió en mi defensa y mis primas, al igual que yo y el novio de mi prima “la chica” nos empezamos a reír. Mi risa era el factor común de una depresión resultado del comentario…
Sin duda alguna, tuvimos tema de conversación para todo el día. (Me reí eh, y mucho). [Comentarios que predominaban: “tú no le hagas caso mi niño, no ves que es tu “CONSTITUCIÓN”… ¿no les suena típico? Lo he oído toda mi vida, hasta cuando en mi última revisión en el pediatra la médica soltó otra maravilla como la de: “A ver vamos a pesarte… ¡Pero bueno!... ¡80!... ¡Estás obeso!... ¡No me apareces ni en la cuadrícula de peso normal para tu edad!...”]… Ni la natación ni el taekwondo…

Pero ese no fue el suceso más importante del día. Bueno, sí. Como cada jueves, por la tarde y después de comer, nos íbamos a comernos el “polo” típico y a “caminar”. Nos subimos en el ascensor de cristal que atravesaba la montaña y nos colábamos en las piscinas del hotel de la playa. Nunca nos pillaban. Éramos los más “chanos” pero, no nos pillaban. Ese día, sí. Recuerdo que, además, iba Lorena (amiga de mi prima) con nosotros. La denominamos, a partir de ahí, como: “gafe”. (Porque, aparte de lo que les voy a contar, el coche se nos quedó sin batería…) Se acerca el segurita del hotel y nos dijo que hiciéramos el favor de acompañarle. Nos bajó por el ascensor de tercera clase que conducía a la calle. Una mirada y ese gesto nos bastaron para entender que nos habían pillado y nos estaban echando.

-¿Ahora qué? ¿Para el cuartelillo, no? (qué simpática mi prima. La cara del segurita… no hace falta descripción)

Ahora nos dedicamos a ir a Amadores…
Adolfo24 de abril de 2009

2 Comentarios

  • Nigth14

    "gordo como un cochino" jajajajajajajajaajajajjaa me ha matado de la risa esta frase (la parte de la becerra, fu? un tanto surrealista, creo que fu? una comparaci?n con una se?ora que se parec?a mucho a una jejeje; igual te ha quedado genial)

    tu escritura, m?s de ser literaria, d?ria que son relatos adosados con una picard?a y un buen humor fresco que desborda mucho sentimiento.

    me ha gustado mucho, as? que ver? lo que escribes jejeje.

    saludos!!!

    P.D: ser tan gordo no es muy bueno, despu?s no puedes correr muy r?pido si te pillan en la piscina :)

    25/04/09 05:04

  • Leonora

    Me ha encantado,te felicito un texto excelente.

    29/04/09 04:04

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