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Gravedad Selectiva

Primero fue un síntoma ambiguo. Enseguida nos dimos cuenta de que la cosa se llamaba “crisis” y tenía muy mala pinta. Pero una crisis, por mucho que algunos digan lo contrario, no llega de un día para otro, no, no es un golpe que te das de repente y hace que te partas la tibia y el peroné. No, repito, una crisis mundial es algo muy serio que tiene síntomas grandes y pequeños. Recuerdo, hace poco más de 10 años, que me decían ciertas amiguitas del rímel, el tanga de hilo y el pop británico (underground!) que ellas al estar “depres” se iban de compras y aligeraban la negatividad gracias a los modelitos híper mega fashion que recomendaban las tiendas cultivadas en temas de bajón. Yo, por descrédito hacia “el ganado”, resolví buscarme un buen terapeuta, que hizo lo que pudo, y que, por supuesto, no me recomendaba desembolsar 70 euros por unos pantalones pitillo o 99 por una camisa “made in Casa Collona”. Esto que les relato sí era síntoma de que algo iba a suceder, sino, fíjense cuántas personas se dedican a día de hoy a pasar la lóbrega milla de la depresión o la ansiedad buscando vestiditos de preferencia londinense. Ahora rebuscamos en lo barato, en tiendas de quita y pon: Camisas por 3 euros, con alguna tara, pero por 3 euros me llevo un par para pasar el verano. Véanse además las tiendas de los chinos: competencia imborrable en una sociedad que no quiere dejar de lado el hediondo capitalismo tintorera come piernas y carteras rebosantes de moscones y/o piojos. Quede claro, pues, que todo acto atrae otro acto, entiéndaseme, si malgastas y los demás siguen “tu tendencia” de voracidad innecesaria, vas metiendo leña al fuego sin más ni más, un fuego al que después podemos llamar “mala follá”, “período jodido” o, simplemente, “crisis” en la que todos hemos metido la pezuña. Porque la crisis, por mucho que nos aseguren que es culpa de unos pocos, es error de todos; todos hemos tenido algo que ver en el desarrollo de la iniquidad financiera. ¿Cómo puede ser que la inmensa mayoría de la clase media se haya gastado dinero en boberías varias? Los pobres a día de hoy serán más pobres, pero a un pobre no se le ocurriría jamás apaciguar su padecimiento yendo de compras, más que nada porque no poseen liquidez para lidiar con los estilismos. Y es que al final las cosas son sencillas: causa y efecto, no lo olviden. Si lanzamos una piedra al cielo, no es probable que nos caiga a nosotros a la cabeza, no, pero sí es muy probable que a alguien le caiga, sea o no una persona cercana a nuestras vidas, rutinas y formas de ser. Puesto que, tal y como dice “La Ley de la Gravedad Selectiva”: “La probabilidad de que la tostada caiga con la mantequilla hacia abajo es directamente proporcional al precio de la alfombra”.
Alexandervortice20 de septiembre de 2010

4 Comentarios

  • Norah

    Radiografía acertada, sarcasmo constante, un placer leerte, saludos.



    20/09/10 08:09

  • Grekosay

    Saludos:
    Creo que tu texto es extraordinariamente lúcido. Quizá en muchas mentes esté brotando esta misma idea: esa tostada...caerá. Extraordinariog usto y una gran capcidad descriptiva.

    20/09/10 08:09

  • Indigo

    Con tú escrito, que conlleva un mensaje actualizado de lo que ocurre, me traes certeza que siempre habrá personas despiertas y vigilantes, para sacar del sueño inútil, a los que duermen todavía.
    Excelente texto, saludos.-

    21/09/10 08:09

  • Alexandervortice

    Gracias a todos por vuestros comentarios: un placer para mí.

    23/09/10 04:09

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