Quehaceres
No busques los quehaceres de la fabula
en los ribetes dorados de la hoja,
no resaltes en la lista hogareña
las sílabas tónicas de la amargura desdentada,
no te explayes en la comisura de la boca
por carencias bañadas en jabón y esmalte de uñas,
no juzgues al cojo por el basto que dirige su andar
juzga al señor por la barba que dirige su pisar.
No lo hagas,
pues en la puerta del horizonte,
entre las lindes de montañas encarceladas en rieles pordioseros,
se extiende la mano de aquel gesto afirmativo,
de aquel sendero último
donde el basto imperio de quehaceres
se camufla con los pétalos deshojados de margaritas.
Deshazte del poncho que cubre
los laureles del consejero,
no maquilles el mapa del aventurero
con caminos que rebasan el compás de su ángulo,
extraviado en el vértice opuesto de tu no artero.
No escojas las sirenas de la ambulancia
cuando el muerto aún no ha nacido,
ni los barrotes de tu celda de arrogancia
pues mi corazón no es prisionero de tu nido
Amab29 de mayo de 2008
