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La Aventura Del Probador

Cuando estoy muy deprimida suelo ir a la peluquería a que me soben un poco el pelo, me masajeen la cabeza y con eso y las conversaciones sobre las revistas del corazón se me aclaran las ideas y doy gracias a los dioses por mi patética vida, porque al menos pienso que conservo algo de dignidad, aunque sea a jirones.
Pero como ayer me encontraba bien decidí irme de compras con dos buenas amigas, a destrozarme los pies y darle a la tarjeta un meneo que ahora que lo pienso no necesitaba. A media tarde estaba yo en la gloria porque ya tenía mi botín; tres preciosas brochas de maquillaje a cada cual más peluda y más hortera: una rosa claro, otra rosa furiosamente encendido, y la tercera de un precioso tono morado Semana Santa. De lo más apropiado para estas fechas primaverales y procesionales que se nos avecinan.
Pero como la alegría dura poco en casa del pobre, a mis dos amigas se les ocurrió ir a una de esas tiendas nefasta unisex. Que digo yo que si Dios quisiera que nos mezclásemos tanto con los hombres, a nosotras nos habría dado también una única neurona y alojada un poco más arriba de la rodilla. Mis dos amigas corrieron a los probadores y me hicieron el consabido pase de modelos por el pasillo, con las conversaciones y preguntas que son menester en esos casos:
-¿Tú crees que me hace mucho culo?
-Pues pienso que me tira de la sisa.
-Este no, que es muy corto y se me ve la celulitis.

Se supone que yo era el juez en todo el tema. Una de mis amigas, a la que conozco desde que las dos teníamos unos diez años, me llamó sosa unas cuantas veces por lo escueto de mis respuestas y porque solo me asomaba al pasillo de los probadores.
Yo no me defendí, estaba demasiado ocupada intentado no ahogarme en mi propia saliva porque me había olvidado hasta de cómo se traga. Mientras ellas hacían el desfile de modelitos yo elucubraba sobre aquella serie de la tele de “Allie McBeal” donde lo mejor que hacían en ese despacho de abogados era usar el baño común a chicas y chicos. Y es que nunca se me había dado el caso de tener que enjuiciar vestidos y faldas mientras a mis asombradas pupilas se asomaba un señor cincuentón, medio calvo, con barriga cervecera, calzoncillo y calcetines. Me lamenté para mi de no llevar faja, porque pensé que lo oportuno para que el pobre no se sintiese mal era que yo me metiese en el probador de al lado, me soltase la faja y nos lamentásemos juntos del paso del tiempo.
Cuando llegamos a la caja yo ya estaba hecha a la idea de que mi mundo de sexos separados para ciertas cosas era un recuerdo. Pero lo que ya no le puedo perdonar a Rosa, que encima tiene un nombre bien bonito la condenada, es que se hubiese equivocado y nos hubiese metido a las tres en el probador de hombres; donde ese pobrecillo todavía no se ha recuperado de la sorpresa del pase de modelitos y de la fisgona rubia y bajita. Encima ayer se me ocurrió ponerme las gafas de ver de lejos, para que el trauma me dure más.
Me voy a pedir hora al psicólogo; pero exigiré que tenga treinta años, sea rubio, de ojos azules y si ya tiene barba...me curaré con más alegría.
Beth16 de febrero de 2012

11 Comentarios

  • Danae

    Ayyyyy, querida Beth ... Es que en las tiendas unisex hay que estar juntos ... pero no revueltos, jajajja
    Bueno, depende, jajajjaja
    Tu texto tiene la frescura del humor espontáneo jalonado con las inteligentes observaciones que la adornan de sutiles sugerencias. Y que me parecen magníficas, jajajaja
    Un gran beso, y gracias por el buen rato que he pasado leyéndolo.


    16/02/12 10:02

  • Beth

    A ti por haberlo leído. Es verídico, recién sucedido el martes por la tarde. Eso me pasa por tener alergia a probarme la ropa y quedarme de juez de mis amigas. Un beso

    16/02/12 11:02

  • Beth

    Pues si no te quieres ver así, tienes que mirar en que probador te metes. Un abrazo también para ti

    16/02/12 11:02

  • Mental28

    me encanta el texto :D

    17/02/12 08:02

  • Beth

    Muchas gracias Mental28, celebro que te haya gustado

    17/02/12 10:02

  • Asun

    Beth, lo de las gafas, me ha recordado a mi misma, que ya tengo que hacerme a la idea de que veo menos ....
    Y luego me he visto a mi misma acompañando a mi hija por esos probadores donde todo son niñas, superjóvenes, superdelgadas, superguapas, superaltas, y todos los super que te puedas imaginar.

    En fin que solo disfruta del momento y olvida esas pequeñas cosas de los probadores modernos.
    Besos.

    17/02/12 12:02

  • Beth

    La verdad es que a mi es la primera vez que me pasan estas cosas de señores en paños menores. Si, a mi hija ya estoy acostumbrada a acompañarla de probadores y a que se ría de mi. Ojo, yo también me río mucho de ella, porque al final, viejas o jóvenes, ninguna somos perfecta. Y la ropa tapa una de pecados...mejor me callo, que tengo por qué

    17/02/12 01:02

  • Buitrago

    Buenooooo!! desconocia esta faceta... pilliiiiiina jajajaja buen relato
    un beso

    Antonio

    17/02/12 04:02

  • Beth

    Ya, tú pensabas que solo soy una señora seria y melancólica. Pues sepa usted que tengo mucho humor, algo negro, eso sí. Y el blanco preferido de todas mis bromas soy yo misma. Otro beso para ti y que no te vea rondando probadores

    17/02/12 05:02

  • Serge

    Estaban tan cegatonas que no se dieron cuenta a que probador entraban se pasaron jejejeje...

    Un gusto leerte.

    Serge.

    23/02/12 10:02

  • Beth

    Pues aunque pueda parecer de locos, no, no nos dimos cuenta. Pobre hombre, le hicimos pasar un mal rato. La edad que nos juega malas pasadas y ya no sabemos ni adonde tenemos que ir

    23/02/12 11:02

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