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Hoy Tengo Miles de AÑos

El mundo envejece, tiene alma de niño pero un corazón de miles de años. Y como tal, cuenta con la sobrada experiencia de un anciano. Esto siempre lo supe, solo que jamás me paré a pensarlo. La parte de mí mas física, se considera un novato, una leve mancha en este lienzo pulcro que es la vida, otra parte de mí sin embargo, una mucho más profunda, es consciente de que yo fui la vida de cientos de hombres. Hoy tan solo soy un niño de casi treinta años, pero mi corazón late pesado y exhausto, pues cuenta con la sobrada experiencia de un anciano. Hoy tengo miles de años. Siempre lo supe, pero la razón me ayudó a olvidarlo. Él me lo recordó.

Reconozco que en un principio no entendía nada de lo que me estaba ocurriendo, los sueños cada vez tenían menos sentido, y sin embargo cada vez eran más reales. “¿De que color es tu alma?” – me preguntaron en uno de mis últimos viajes al corazón de la existencia.
Ya había dejado atrás toda esa historia de sesiones de OUI-ja, intentos de avistamientos extraterrestres, sueños premonitorios, la época dorada de los Ángeles en el infierno se había disipado con el paso del tiempo, todos nos fuimos separando, la familia, las drogas, acabar carreras, empezar a trabajar, las hipotecas,…todas esas palabras que sabíamos que algún día llegarían nos obligó a tomar caminos distintos. Nos tocó aceptar que esa época había acabado, había existido, sí, más allá de nuestro entendimiento, aun no siendo capaces de demostrarlo ni explicarlo.
No obstante cuando ya creía todo olvidado, empezaron a surgir interrogantes, ¿cómo?, ¿por qué?, ¿de qué manera?, mi incapacidad verbal siempre me privó de hacer las preguntas más concretas, de esa manera y sin buscarlo, comencé a divagar por terrenos inhóspitos. Teniendo la conciencia de ahora y viendo que en aquel lugar la ley de la gravedad podía ser fácilmente infringida, aprendí a volar. Veía la ciudad en la que nací y en la que tantas cosas viví, a vista de pájaro. Si estaba soñando y de repente entendía que lo estaba haciendo, el sueño se disipaba y daba paso a esta realidad alternativa, una realidad mucho más real, valga la redundancia. No veía con mis ojos físicos, no oía con mis oídos, mi cuerpo estaba tendido sobre mi cama. Aquella realidad tenía lugar en un plano existente, dentro o fuera de mí. Recordaba lo que mis amigos de las clases de gnosis me contaban acerca de los viajes astrales, pero esto no era un viaje astral, pues al despertar comprobaba que las sabanas en mi cuarto no eran las mismas, y en la calle había edificios distintos a los que solía ver en mi día a día. Pero en mis visiones todo era mucho más real, el olor era mas intenso, las imágenes más vívidas, los sonidos más claros, mis visiones tenían más derecho a llamarse realidad. ¿Por qué ocurría esto?, ¿por qué ahora que ya no lo buscaba?
Al leer “el arte de ensoñar” de Carlos Castañeda, vi que lo que me ocurría ya existía y que tenía mucho que ver con viejos chamanes, de los que nunca supe nada, ni sé a día de hoy.

En esos viajes en los que me quedaba absorto con el más nimio detalle, me interesé por conocer a ciertos personajes, tenía serias dudas sobre la razón de todo, me iba a volver loco si no tenía ya una respuesta, y empecé a buscar a espíritus guías, que podían existir o no, pero que sin duda iban a saber más que mi yo consciente. Puede que ese espíritu guía tuviera su casa en Perú, en Birmania, o Mónaco, y que de noche su ser acudiera a mi llamada, o puede también que ese guía hubiera sido creado como fruto de mi subconsciente, que naciera de mí, de esa parte de mi cerebro intacto, en cualquiera de los casos, supo responder a muchas de las preguntas que yo jamás alcancé a formular.

Nunca supe diferenciar si lo que su voz emitía eran mantras o ícaros, pero sé que era su voz lo que me llevaba hasta él. Pasé largos minutos palpando levemente la campana negra que había en aquel torreón en ruinas, su textura rugosa, sus relieves y bajorrelieves, su calidez,…alucinaba con cada detalle, su voz grave hacía que aquella campana vibrara con él, aquel sonido inundaba todo sin llegar a ser molesto, y aun así era consciente del sonido del ventilador de fondo, en el parqué de mi piso de Granada donde mi cuerpo yacía.

-Todo está conectado. Tú eres yo, y yo soy tú.
-¿Porque formas parte de mi subconsciente?
-En ambos casos. Si lo soy, soy una parte de ti oculta en tu pensamiento, y si no lo soy, soy un ente de este mundo, con lo cual, del mismo modo, soy una parte de ti proyectada en un cuerpo distinto al tuyo. Tú eres el viento que sale de tu ventilador y el viento que hace vibrar la campana. Tú eres tu habitación, y eres la torre. Eres el maestro y el discípulo.
-Ajam, entiendo.
-No, no lo entiendes, no al nivel debido.

Ciertamente no estaba seguro de haberlo entendido

-¿Por qué yo?, ¿mi alma es la de alguien importante?
-Tu alma es una gota de agua…

Respiró profundamente, y yo me detuve a observar las arrugas de su rostro, eran como un mapa. Tenía todas las facciones muy marcadas, y tuve una necesidad imperiosa de acercarme a tocar su rostro, pero me contuve, no se cual hubiera sido su reacción.

-…en el mar. Eres un soplo de aire en un huracán, un grano de arena en medio del desierto. Siempre has sido el desierto, y el mar, el fuego y el aire, siempre has sido todo, pero hoy, eres una parte de ese todo.

Un fuerte graznido rompió mi concentración, y un águila inmensa irrumpió sobre nosotros, dejando ver sus majestuosas alas entre el tejado derruido de aquel campanario, di un sobresalto y las sabanas se me enredaron en las piernas, miré a mi alrededor, y vi que alguien me había hablado en el MSN, apague el monitor y los altavoces, y volví a tenderme. Cuando cerré los ojos en seguida volví al torreón, el águila me cogió por los hombros y me elevó sobre el campanario, me soltó y yo continué volando. El guía me hablaba aunque ya no podía verle.

-Mira el sol.

Obedecí y observé el ocaso.

-El sol es nuestra fuente más cercana-dijo-, Dios es el sol, y todos giramos en torno a él. No en un sentido bíblico, sino más bien, cíclico. Somos energía fluyendo alrededor de la fuente más cercana.
-Pero ¿qué dios es el verdadero?
-No haces las preguntas adecuadas. Cuando llueve el agua acaricia la tierra, llueve en China, llueve en Uruguay, llueve en Rusia, llueve en Bagdad,…dime entonces, de toda esa lluvia, ¿Cuál es la verdadera?
El fuego arde, quema árboles, quema la piel del hombre, quema casas, ciudades. Jamás hubo fuego que no ardiese, ¿que propiedad hace al fuego mas fuego, al agua más agua, al dios más dios, o al hombre más hombre?

-¿y por qué el mundo no entiende algo tan sencillo?
-El mundo eres tú, y el mundo soy yo. El mundo siempre lo ha sabido. El mundo ya lo sabe. Y poco a poco empiezan a recordarlo. Hay algo que nos diferencia de los demás seres de este, y otros planetas. La razón. La razón nos condena, la razón, la verdad, la certeza,…lo que debía liberarnos, a los hombres, con respecto a otros seres, no condena.
-Siempre creí, que aquello que nos diferenciaba era lo que nos hacía ser mejores a otros seres.
-¿En serio?, sígueme.

No conocía las estepas que sobrevolaba, pero aquellos olivares me hacían pensar que seguía en Andalucía, supongo que la razón era que mis ojos físicos no habían visto mucho más. Detuve el vuelo, y él apareció a mi lado. Ahora era unos años más joven, y abría sus ojos con más frecuencia. Antes no lo mencioné, pero él casi todo el tiempo tenía los ojos cerrados. La razón de nuestra pausa fue, el vuelo de ciento diecinueve cisnes de cuello negro, que junto a algunos patos emigraban a tierras más calidas. Descendimos a ras del suelo, y observe como una hilera de hormigas trasportaban con tremenda organización el cadáver de una hermana. De repente aparecimos en una autopista americana, un perro había sido atropellado, y su compañero canino lo llevaba a la acera más segura. Mirando a un lado y al otro del asfalto, aguardando para no ser él también arrollado. Más tarde vimos a una elefanta dando a luz, el pequeño paquidermo había nacido con problemas cardiorrespiratorios y no recibía nada de oxigeno, su madre empezó a enrollar su trompa en la de él, y lo sacudía con fuerzas, tras varios golpes, el pequeño elefante comenzó a respirar con fuerza. Y por último, vimos a un gato sacando a otro de un río, lo increíble no fue solo la heroicidad de aquel felino al sacarlo, sino que además, al pisar tierra firma, el héroe, empezó con sus dos patitas delanteras, a masajear el pecho del animal moribundo, de poco sirvió, finalmente no lo resistió.

Esto no era parte de mi subconsciente, recordaba cómo alguna de esas imágenes ya las había visto por Internet, sólo que ahora las vivía en directo, como si yo hubiera estado presente en el momento en que ocurrieron.

-La mamá elefante nunca tuvo comadrona, ni médicos que le aconsejaran, ni aquel perro, ni el gato, ni las hormigas, sin embargo sabían perfectamente lo que debían hacer. El hombre ha conocido tanto, que es consciente de que a veces no sale bien, y se rinde antes. No actúa por instinto, sino, porque se lo dijeron, lo vieron en alguna película, lo oyeron en la radio. Saber tanto, conocer tanto, nos aleja de la esencia de quienes somos, asesina nuestra intuición, corrompe nuestra inocencia, anula nuestro instinto. Debemos usar la razón, para el diálogo, la diplomacia, para el sentido común. Pero no dejar que lo que sabemos acabe por destruir quienes somos. Mucho antes de tener una bandera, una religión, unas metas, mucho antes de todo, empezamos a SER, y nadie que sea, puede no ser o ser a un nivel superior a otro.
Nos compadecemos de holocaustos pasados y presentes, pero un asesinato en un callejón nos parece el pan de cada día, y no nos quita el hambre.
Nos escandalizamos por un asesinato en un callejón, pero disfrutamos de corridas de toros.
Nos manifestamos contra la pasión taurina, pero se cuela una cucaracha en la cocina y la aplastamos sin siquiera lidiar con ella.

¿Que da más derecho a vivir a un hombre que a un toro?, ¿el uso de la razón?, o deberíamos decir, la ausencia de la misma.
¿Qué da más derecho a vivir a un toro que a un insecto?, ¿su tamaño? Yo soy bastante más alto que tú, ¿tengo más derecho a la vida entonces que tú?, o ¿una persona inteligente más que un joven torpe e inexperto?
Todos somos todo. Y aun nada está perdido. Ya sabes quien eres, ya sabes que debes hacer. Cada vez existe mas conciencia de ser en el mundo, por eso el mundo está a salvo. Porque su manera de hallar la luz ha sido ocultarse un tiempo en las tinieblas. El hombre ha inventado la guerra, a los dioses, a las patrias,…por que el conocimiento lo ha extasiado de poder, y necesita tocar fondo, necesita convertirse en un ser despreciable, para tener la certeza de que aun se puede ser mejor. Ya queda muy poco para el fin del mundo que conocemos.
-¿Hablas del juicio final?
-Hablo del final de un mundo y comienzo del otro. El fin del mundo del que os habló la OUI-ja hace años, no es el que se narra en las escrituras. No habrá terremotos, arcángeles armados, plagas,… no necesitareis espadas de fuego ni grandes alas doradas- conforme me iba hablando iba tomando la apariencia de un niño-, vuestra lucha jamás estuvo pensada para ser física. No peleareis encarnizadamente.
-Entonces, ¿cómo?
-Ya sabes cómo, siempre tuvisteis las armas, la esperasteis con paciencia, pero siempre las tuvisteis en vuestras manos, un lápiz, un micrófono, una guitarra, una pluma,…

Los ángeles atrajisteis a más ángeles, unos cantaban, otros dibujaban, otros escribían…
Os dejasteis llevar por un sueño, un sueño que fue real, y que lo sigue siendo en todos los sentidos. Empezasteis a caminar, pero cuanto más sabíais, más olvidabais quiénes erais. El mundo está repleto de ángeles que un día se quedaron en tierra por un inesperado giro del azar, tú eres cada uno de ellos, y cada uno de ellos eres tú y todo lo demás.

-Tengo tantas preguntas aun- mientras decía esto, la alarma de mi móvil empezaba a sonar, aun tenía que despertarme, ducharme, y prepararme para ir a trabajar-, y sin embargo no se por donde empezar.

-Da igual que no tengas las preguntas. En ti, tienes todas las respuestas.

Sonreí en el cielo, y mis labios dibujaron un arco similar tendido en el suelo de mi estudio, y enredado en una sabana que había perdido por completo su forma.

-Se me hace extraño oír consejos de los labios de un niño.
-Pues haz siempre caso de ellos, son pura inocencia, puro instinto, pura intuición, no olvides que no hace mucho, esos niños fueron viejos sabios.

En cuanto desperté, la sensación de estar flotando duró unos minutos más. Me senté al ordenador, abrí un documento Word, y me dispuse a usar uno de mis poderes frente a un blanco campo de batalla. Quizás no sea muy ducho en este ámbito, pero cada uno luchará con las armas que posea, dependerá de su constancia y nivel de conciencia el salir airoso o no. Y fue así, como dejé a mis dedos bailar al son de mi verdadero yo, y comencé a escribir:

“El mundo envejece, tiene alma de niño pero un corazón de miles de años…”

Debenetash03 de agosto de 2010

4 Comentarios

  • Mary

    Wow!! menudo texto, me encanto leerlo. Coincido con muchas de las
    cosas que dices o con todas. Ojala yo pudiera tener un sueño en el que
    un tren me llevara a mi nucleo, al centro de mi sentir y que me diga en
    realidad como soy, pero el cerebro es una maquina muy compleja.
    Fijate con todo lo que ya sabe el humano, si pudieramos usar el 100%
    del cerebro seria un caos para la tierra. Suficiente peligrosos somos ya.
    De verdad merece la pena reflexionar sobre tu texto, esta muy
    interesante. Besoss desde Andalucia!!

    04/08/10 12:08

  • Debenetash

    Jejejej besos tambien desde Andalucia

    04/08/10 12:08

  • Chrisgarcia

    Debenetash:
    Te debía el comentario.
    Cuando lo vi, me parecía muy largo como para leerlo en ese momento, así que me lo he llevado a casa, y hasta hace poco es que he tenido tiempo de leerlo.
    Y bien, me ha parecido excelente. La percepción de la vida desde un subconsciente que a la vez parece consciente. Es brillante, es genial.
    Sencillamente el texto es grandioso, de verdad.
    Saludos.

    26/11/10 10:11

  • Debenetash

    Muxas gracias Chris, es solo mi vision de las cosas, se agradece.

    27/11/10 06:11

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