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Gente

No me gusta comer con gente, me dijo. Hay ciertas cosas que me gusta hacer solo y comer es una de ellas. A mí tampoco me gusta comer con gente, el problema es que para él yo era gente. Cuando alguien es gente para ti es que no le quieres. Nadie quiere a la gente. A mí particularmente la gente me produce una mezcla de odio, desprecio y ternura, depende del día. Pero aún así, a nadie le gusta la gente. Ni siquiera a los filántropos, ellos lo único que quieren es que esa fealdad odiosa que representa la gente sea lo menos fea posible. A lo mejor soy yo y es que desde el dolor sólo dolor puede verse. Y no es que no vea cosas preciosas, las veo todos los días, pero cada vez me siento más ajena a este negocio. Todo tiene cada vez menos sentido, salvo lo que sí tiene sentido que tiene más sentido que nunca. Mi alma grita pidiendo una libertad que no sé cómo darle y que me ahoga en autodestrucción y mientras tanto les soporto cada día menos.

No me gusta comer con gente, me dijo. Hay ciertas cosas que me gusta hacer solo y comer es una de ellas. A mí tampoco me gusta comer con gente, el problema es que para él yo era gente. Cuando alguien es gente para ti es que no le quieres. Nadie quiere a la gente. A mí particularmente la gente me produce una mezcla de odio, desprecio y ternura, depende del día. Pero aún así, a nadie le gusta la gente. Ni siquiera a los filántropos, ellos lo único que quieren es que esa fealdad odiosa que representa la gente sea lo menos fea posible. Pero sí, eso me dijo. Debí sospechar que no me quería, pero a veces es complicado. Además a mí me encanta autoengañarme y él me daba los ingredientes necesarios y suficientes. Creo que hasta él se lo creyó un poco en un momento dado, pero siempre fue un buen estratega y pronto la realidad dejó de importar porque no se ajustaba a sus planes. O quizás ese fue su plan desde el principio. También yo lo tenía claro, igual hasta más que él.
Dunia31 de agosto de 2021

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