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Torbellino Imaginario

En la soledad de un departamento de dos por dos, con un colchón tirado en el piso y una máquina de escribir como únicos objetos Juan escribía y escribía tratando de encontrar la próxima gran idea para su cuento. Tenía solo una noche para terminar, o mejor dicho para empezar a construir la llave a su primer trabajo como escritor en una revista más o menos decente en las afueras de Montevideo.
Su mente era un torbellino imparable de ideas al azar que se enredaban unas con otras, estaba envuelto en un éxtasis tan profundo y creativo que simplemente lo llevó al bloqueo mental así, sin aviso…
El reloj que llevaba en la muñeca comenzó a atormentarlo con su sonido sistemático y amenazador. El cenicero comenzó a poblarse sin darse cuenta al tiempo que todo empezaba a dar vueltas hasta dejarlo tirado sin saber dónde estaba ni quién era.
Seguramente todo se trataba de un cuadro de estrés, con los ojos cerrados comenzó a respirar hondo y a exhalar…. Todo se fue calmando de a poco o eso creía.
Al abrir los ojos se descubrió en una calle empedrada, desolada y nocturna, una fina llovizna comenzó a caer y una música de fondo rodeó toda la escena. ¿Acaso se había vuelto loco?... parecía estar metido en medio de un film. Intentó cerrar los ojos de nuevo y concentrarse en su departamento pero al abrir los ojos otra vez la calle desierta…
Justo cuando iba a repetir por decima tercera vez cerrar los ojos nuevamente vio a la mujer de vestido rojo bajar de un taxi, sus ojos de fuego lo encandilaron. No podía dejar de observar su figura. Ella se acercó despacio como gata en celo, ondulándose para llamar aún más su atención y al estar frente a frente le pidió fuego.
Fue entonces cuando la reconoció, era Dalia uno de los primeros personajes que había creado. La contemplaba con extrañeza hasta que recordó en el momento preciso que al terminar aquel cigarrillo sacaría una daga que hundiría en lo más profundo de su vientre, pudo alejarse antes de que eso ocurriera. Corrió hasta llegar a la esquina y al mirar hacia atrás había desaparecido.
Al girar nuevamente la cabeza unos hombres vestidos de negro lo subieron a un auto, vendándole los ojos y la boca. Un arma fría le apuntaba la cabeza y amenazas en serbio torturaban sus oídos mientras el automóvil se sacudía de un lado a otro.
Después de varios minutos lo bajaron entre golpes y gritos sin que pudiera defenderse. Parecía estar en una gran habitación ya que los ecos de los zapatos retumbaban con gran claridad. Después el silencio…
Ante el desconcierto y el cansancio se quedó dormido en la silla donde lo habían atado. Hasta que sintió que con delicadeza le acariciaban su rostro, al abrir los ojos una mujer de ojos rasgados le ofrecía agua en una especie de vasija. Al instante unos hombres con lanzas en las manos lo llevaron hasta una habitación enorme donde sentado en su trono se encontraba Amun un niño de pelos plateados hijo de la luna quien comandaba las milicias en la tierra.
Hacía más de quince años que no lo recordaba, sus ojos parecían el de un gran emperador denotando una gran fortaleza y seguridad pero lo cierto era que no superaba los nueve años. Sus guardias lo postraron frente a Amun quien lo observo con curiosidad. Luego habló con voz firme y dijo –No sé de dónde has llegado pero todo aquel que pisa mis tierras me debe lealtad! Mis guardias te conducirán hasta mi templo y deberás hacer un juramento que te dejara en paz con mi madre… Llévenselo!
Volví a postrarme ante Amun con respeto, al levantarme la escena había cambiado otra vez, ahora me encontraba nuevamente bajo la lluvia pera esta vez en un puente en las afueras de Irlanda donde Jack y Collin tomados de las manos se juraban amor eterno antes de saltar…
Sus padres corrían hacia ellos sin poder hacer nada, al llegar los cuerpos de ambos muchachos habían perdido las formas ante las rocas del antiguo río Deel Sone. El grito desgarrador de sus padres lo cubrió todo ante la mirada de Juan que tampoco pudo hacer nada.
Al llegar la noche buscó un lugar seco donde descansar con el miedo de dormirse y que todo cambiara nuevamente… y así fue que visitó lugares cotidianos y exóticos, se adentró en las entrañas de la tierra junto a unos arqueólogos, fue jugador de Póker en la vegas junto a Tony Speranza, asistió a un juicio por homicidio luego de presenciar una autopsia en la morgue judicial de la calle Junín en Buenos Aires, se embarcó en busca de un barco varado en el océano Pacifico con 50.000.000 euros en su interior, etc, etc, etc…
El golpe de un vidrio roto lo despertó de un salto, otra vez estaba en su departamento, su gato había roto un vaso y lloraba de hambre. Sonrió por aquel sueño tan extraño, por todas las musas que había encontrado en el camino pero por sobre todo por haber recuperado ese mundo dormido que habitaba dentro de él en espera de su mirada.
Dio de comer a Rodolfo su gato y su vieja máquina de escribir comenzó su concierto de percusión. Las palabras enlazadas simplemente salían como si fueran una extensión suya, tenía un par de horas antes de entregar su trabajo pero por fin había encontrado el camino.
Emme26 de julio de 2011

1 Comentarios

  • Atalita

    Que bien enredas en los mismos relatos creados por el escritor que se ve obligado a centrarse en la idea de escribir. Debe ser terrible escribir con imposición. No hay nada mejor que sea con libertad que la inspiración llegue a hacer de las suyas con naturalidad.

    Un saludo

    19/11/11 05:11

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