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Belicosis al Pucho

Vino Josefina y me cebo un mate riquísimo. La mañana era fría, y el viento azotaba en la ventanita de la cocina. Carlos no salía de la pieza, lo escuché levantarse temprano, pero hasta ahora que son las diez mas o menos, no lo sentí toser a causa del cigarrillo. Estábamos solos con Jose, tomando mates sin hablar. Hasta que empezó a hablar de lo de siempre, de el tiempo y la inseguridad y la calle y buenos libros. Josefina se fue a ver que pasaba con Carlos, que todavía no salía de la pieza. Y volvió dándome la noticia de que Carlos estaba muerto. Y las cajas de cigarrillo en el suelo desparramadas.
Ezer13 de abril de 2011

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