Y me levante, inhalando el olor de la contaminación. ¡Que lindo era empezar así el día! Se ve que el smog estaba más tranquilo esa mañana, por que no me ataco vorazmente como solía hacerlo. Lleve la pava hasta el grifo, y la llene con agua. ¡Y diablos! El agua se veía menos verde también. Si no fuera por que había olvidado purificar el agua la noche anterior, creo que hubiese sido lo más perfecto posible. Y es que uno debe de hervir el agua, para que se le valla la contaminación, y ponerla rápidamente en el refrigerador, ¡no valla a ser cosa que toque el aire contaminado! Entonces al día siguiente uno la tendría fresca y pura para tomar. Pero como yo lo había olvidado (eso de salir tarde del trabajo y quedarse varado por bancos de niebla era agotador) ahora tenía el primer dilema de esa contundente mañana. Tenía sed, y no sabía si, beber el agua que estaba hirviendo, a penas le saque caliente (por que no tenía tiempo para esperar que esta se enfriase) o tomar agua contaminada del grifo. Las dos opciones tenían el mismo final, diarrea. Por lo que a penas terminó el purificado del agua, la guarde en el refrigerador y partí para el trabajo sediento pero saludable. Habían pronosticado más bancos de niebla, por lo que el subterráneo me traslado. Habían pintado e iluminado los túneles por donde este pasaba, ahora podías disfrutar un cielo azul y un verde pasto, el más cercano que nunca ibas a tener. Si, el gobierno se estaba poniendo las pilas con esto de la contaminación. Su eslogan resultaba para algunos muy alentador “Nuestros Antepasados no la tuvieron, ¿Por qué nosotros?” Para mi era algo contradictoria, es decir, nuestros ancestros no la tuvieron por que ellos la crearon para nosotros. Entonces ¿por que alabarlos u honrarlos por algo que en realidad es culpa suya? Pasamos nuestras vidas solucionando sus cagadas, ¿y hay que festejarlos? Prestamos tanta atención en solucionar lo que los ancestros hicieron mal que cometemos otras cagadas. Seguro que a ellos les paso lo mismo, y esas cagadas son las que tenemos que solucionar ahora nosotros, para cometer nuevas cagadas. Todo era un maldito ciclo sin fin.
Baje del subte y me dirigí hacia el trabajo, mientras comía una barra de cereal bastante comprimida. El aire era un asco, y el agua también. Mire de frente al edificio, era como una especie de cárcel de sentencia propia, gris y aburrida. Tire el papel de mi comida en el piso, a diferencia de todo lo otro, este estaba impecable. Solo había que darle un par de años para que sea tan inmundo como todo lo demás. ¿Pero a quien le importa – me dije ingresando a trabajar – ya se encargarán mis hijos?

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1 Comentarios

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  Adriel

  El mundo es un caos, y qu??
  Hakuna matata!!!

  19/06/08 12:06