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Afganistan 2002 (7) : la Consulta de Pediatría.

A diario por las mañanas después de nuestras tareas cotidianas de limpieza y aseo personal, nos dirigíamos a las afueras de la Base, al pueblo de Bagram que rodeaba el campamento. Estaba muy cerca por lo que podíamos ir andando a través de un camino polvoriento y estrecho que nos conducía a nuestro destino. En el pequeño trayecto se nos cruzaban pequeños niños que iban a la escuela con sus libretas y lápices. Recuerdo sus caras, sus sonrisas y sobre todo su enorme curiosidad cuando se acercaban a nosotros tanto, tanto, que sus madres acudían prestas para sujetarlos y evitar que llegaran a tocarnos. Cuando llegábamos al pueblo, acudíamos a una casa justo a la entrada que pertenecía al Sr. de la Guerra de la zona, que gustosamente nos cedía para que pudiéramos ver y atender a los enfermos. Cuando llegábamos, en la puerta ya había una gran cola de personas esperando, un día madres y niños y al otro hombres. Las puertas permanecían cerradas flanqueadas por dos individuos armados que en ocasiones apartaban violentamente al populacho con las culatas de sus AK-47 “kalashnikov” fusil de asalto ruso diseñado en 1947, muy utilizado en la zona por los nativos de la comarca y por aquellas tierras en general. Recuerdo que uno de ellos apenas tenía 17 años pero se comportaba como un general, presumiendo de haber matado a cinco talibanes como trofeos de guerra. Debo reconocer que era uno de los más respetados por sus compañeros. Con el paso del tiempo llegamos a tener una cierta confianza con él, tanto que comerciaba con nosotros la venta de armas e incluso llegó a enseñarnos el arsenal que el Sr. de la guerra guardaba en su casa. Era algo verdaderamente impresionante; jamás había visto tantas armas y tan variadas. Había desde varios tipos de pistolas, casi todas rusas hasta fusiles de asalto y lanzagranadas como los que salen en la televisión cuando hacen un reportaje de estos territorios. Es tal cual. Allí todo se compra y sobre todo se vende. Cada ciudadano es un pequeño comerciante en potencia.
Todos los días estaban esperándonos a las puertas de la casa esperando que llegáramos y los escoltas, golpeaban a la muchedumbre para evitar que se agolparan en la entrada cuando aparecíamos, como si tuvieran miedo a que las medicinas se acabaran. Era un espectáculo tragicómico ver como todos estos seres humanos como auténticos borregos se agolpaban en masa y recibían indiferentes los golpes de fusil sobre sus maltrechos cuerpos.
Cuando conseguíamos entrar en la casa, organizábamos nuestro material y comenzábamos a pasar la consulta. En una habitación de la casa veíamos a los niños y en otra a las mujeres. Generalmente yo solía ayudar al pediatra para ver a los niños, trabajo gratificante salvo cuando aparecía alguno con una enfermedad espeluznante. Jamás en mi vida profesional he visto tumores en niños como los de allí. Afortunadamente esto era la excepción y en la consulta de pediatría solíamos ver niños con patologías comunes, otitis, amigdalitis etc.
Pasado algún tiempo, pudimos observar que a diferencia que ocurría en el hospital, a los niños los antibióticos no les hacía el mismo efecto y tan rápido como los adultos. De hecho a los dos días de ver a uno en la consulta aparecían de nuevo con la misma amigdalitis, otitis etc. Esto nos extrañó enormemente hasta que descubrimos que los padres vendían los medicamentos que les dábamos para que se curara la criatura, nada más salir de la consulta. Hacían negocio con nuestros medicamentos. Esto nos indignó enormemente así que decidimos que los niños se irían de la consulta con el medicamento puesto (con una inyección). Fue inútil. Se produjo tal escándalo que algunos padres se llevaban al niño sin pinchar y otros nos amenazaban porque no les dábamos los medicamentos a ellos.
Lo dicho, allí todo se compra y se vende. La vida humana tiene muy poco valor.
Igruher10 de septiembre de 2008

3 Comentarios

  • Igruher

    Jam?s llegu? a pensar que mi profesi?n pudiera ser en algunos momentos tan ingrata, sobre todo cuando se trata de ni?os. Algunos presentaban tumores que jam?s hab?a visto en mi vida profesional. Eran los t?picos que se ojeaban en los antiguos libros de medicina, tumores tan impresionantes , que ya no existen en nuestra vida occidental. Pero esto todav?a existe en nuestro planeta a pesar de que todas las noches nos acostamos en una c?moda cama, comemos todos los d?as, tenemos coche, casa y nos divertimos todos los fines de semana con la tranquilidad de que la medicina en nuestro medio es muy buena. Estamos a salvo.

    10/09/08 12:09

  • Harmunah

    Qu? tristeza y qu? injusticia que pueda llegar a comerciarse con la vida humana, poniendo en riesgo la seguridad de un ni?o, y m?s, por sus propios progenitores. ?Qu? clase de vida deben llevar esos pobres desgraciados para ser tan crueles? ?Qu? clase de futuro espera a esos ni?os que lograr?n sobrevivir?
    Tienes mucha raz?n, Igruher. Nosotros nos quejamos por todo sin llegar a intuir siquiera las miserias que hay en otros lugares, demasiado lejanas como para darnos por aludidos.

    Gracias por informar de aquello que pasa mucho m?s all? de nuestro horizonte. Los seres humanos somos cortos de miras.
    Un beso.

    10/09/08 01:09

  • Dama

    Igruher tu relato de hoy me ha deajdo KO, ? qu? culpa tienen los ni?os ? esos padres no sonpadres son alima?as , vale que tiene que comer pero no a costa de sus hijos peque?os.
    El mundo occidental nose conciencia de lo que posee, no damos valor a las peque?as cosas que para los pobres son riquezas.
    Hces pensar con tus relatos por que son ver?dicos .
    un saludo

    13/09/08 06:09

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