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El Dilema.

La discusión había empezado a raíz de otros acontecimientos, el tema no había sido planeado, había salido a la luz por una o dos palabras en las que no compartían el mismo concepto.

El: Veámoslo así, yo te oculto algo y tu nunca lo sabrías, así que no hubiera problemas.
Ella: Claro que hubiera problemas, me ocultarías algo que tal vez es importante.
El: Dices eso porque confías en mí, pero recuerda que hay secretos malos.
Ella: Oh ahora entiendo, entonces si me engañas con otra, ¿el ocultarlo no es mentir?
El: Bueno, pusiste el ejemplo más radical. Dejémoslo en que alguien me envía un mensaje.
Ella: Una de tus amiguitas
El: Si, creo que lo mejor sería no decírtelo, te lo oculto, no te miento.
Ella: No, me gustaría saberlo, siempre.
El: A mí no me gustaría decírtelo, te pondrías histérica y con tendencias homicidas como otras veces.
Ella: No me importa, siempre lo quiero saber.
El: Sólo date cuenta, ocultar y mentir son cosas diferentes.
Ella: ¿Y si a mí me enviaran mensajes? ¿No te gustaría saberlo?
El: Confío en ti.
Ella: Sin celos no hay amor, y tú no me celas.
El: Bueno, te dije que confió en ti, pero si me dijeras que alguien te ha buscado para algo más que amistad, pues obvio que tendría celos.
Ella: Mmm, está bien, pero insisto que ocultar es como mentir.
El: Bueno, aunque yo no piense así, preferiría ocultarte o mentirte antes de discutir cosas de ese tipo, algunas veces pareciera que no confiaras en mí cuestionándome.
Ella: Pues te equivocas, sólo quiero estar alerta, es todo.

Pausa.
Él: Imagina que yo soy tu indicado.
Ella: ¿De qué hablas?
El: Imagina que yo seré el que estará contigo siempre.
Ella: ¿Y no será así?
El: Espera, sólo quiero cambiar un poco tu forma de ver.
Ella: Entonces, lo imagino y… ¿qué más?
El: Piensa que estoy ya contigo, ya llegué, y si lo estoy es porque de verdad me agradas, ni tu ni yo somos indispensables para el otro, podemos separarnos, pero no es así, no vemos el por qué si todo marcha como si ya estuviera escrito, como si felicidad de la página 1 a la 400, y aun vamos en la 7.
Ella: Te entiendo, de verdad lo hago, lamento ser tan como soy a veces, lo sé, me aguantas todo, pero ya sabes que eso lo pienso todos los días, que tú eres mi hombre y lo serás hasta siempre, no necesito imaginármelo cuando lo estoy viviendo.
El: Igual yo, pero sólo quiero dejarte muy muy muy muy muy muy muy en claro. Que nunca me iré. Y que cualquier problema que afecte la relación, es sólo una llovizna comparada con lo que de verdad nos espera, juntos.
Jaquez21 de enero de 2014

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