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Carta Abierta a Los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

Hace demasiado que no os escribo, pero no puedo dejar pasar ni un día más sin volver a hacerlo. Quiero que sepáis que os he estado suplantando durante mucho tiempo, pero ya no lo haré más, va siendo hora de que todo vuelva a ser como era y como debiera haber sido siempre.

Al recordar aquellas cartas de mi niñez, las que escribía junto a mis hermanos, sentados todos juntos alrededor de la camilla y el brasero de picón, o las que luego ayudé a escribir junto a mis hijos con los folletos de juguetes delante; me he visto en la necesidad de hacerlo nuevamente.

Hoy, cuando creía vuestras figuras ya distorsionadas y bastante apagadas por el paso del tiempo, vuelvo a creer y a tener la necesidad de contactar de nuevo con vosotros y con mi pasado de niño y de padre de niños pequeños.

Echo de menos el tiempo en que los Magos de Oriente visitaban mi ciudad, en las décadas de los 60 y los 70, cuando viajábamos por sus calles en busca de las pocas jugueterías y bazares que por entonces existían, y nos quedábamos con la boca abierta ante los escaparates llenos de regalos y juguetes; eligiendo, pensando en aquello que queríamos recibir en la mágica noche del 5 de enero.

Había una juguetería en la calle Pintores (mi amigo Quique me ha recordado que se llamaba Recio), pequeña, antigua, repleta de juguetes; otra más grande en la calle Moret, El Siglo; y el bazar El Barato, en los soportales de la Plaza Mayor. Pero sobre todo recuerdo la exposición que se montaba en un salón del cuartel de la Policía Armada, donde nos llevaban mis padres para ver y elegir los juguetes que pediríamos a los Reyes:

Los fuertes de madera Comansi (“Juguete Completo, juguete Comansi”), con sus cajas de federales y confederados, vaqueros e indios, (¡qué delicia cuando aparecieron los primeros en varios colores, casi pintados a mano!), los camiones y caballos de madera, las espadas, escopetas y pistolas de sheriff (¡con cartucheras!), los coches a control remoto (¡con cable!), los tanques y demás vehículos militares, los famosos Madelman que, aunque “lo podían todo”, siempre terminaban cojos o mancos en nuestras manos de niños, y los novedosos Geyperman, “¡con pelo, bigote y barba!”, los Exin Castillos ("mil y un castillos"), los puzles de cubos, las arquitecturas y los mecanos, con los que pasábamos horas y horas de entretenimiento y diversión, los CO-LO-RI-NES con su bandeja blanca llena de agujeritos donde “dibujar” sin lápices, los juegos de Magia Borrás, que nos convertían en magos por unas horas, los maravillosos Juegos Reunidos Geyper “y a jugar”, los inalcanzables, por su elevado precio, Escalestrix y CineExin (“el cine sin fiiiiiiin”).

Siento no poder relacionar aquí ningún juguete de los llamados “de niñas”, pero en la España franquista de entonces (“una, grande y libre”), una familia como la mía, donde únicamente éramos hermanos varones, cinco para ser exacto; la única muñeca que nos gustaba, y eso fue un poco más tarde, ya con las hormonas preadolescentes haciendo de las suyas; era la Barbie, por razones más que obvias.

Luego todo se fue modernizando, electrizando de tal manera que nunca había pilas suficientes para poner en marcha los aparatos que empezaban a apagar la imaginación, o baterías que dejaban de funcionar en cualquier momento dando al traste con el juego en cuestión. Qué inmensa tristeza la del adulto que, sin pilas ni baterías disponibles, tiene que explicar al niño que pulsa una y otra vez intentando que el cochecito, maquinita o juguetito correspondiente siga vivo, que eso no será posible ahora, como él quiere.

Pero, sobre todo, echo de menos los años en que mis hijos eran pequeños, salir a comprar los regalos que luego llenarían el salón de mi casa (no hace falta relacionar aquí de cuáles se trataba, hay fotografías que lo revelan mejor que yo. Ellos no tendrán que acudir a su memoria para recordarlo.), las largas esperas en la cola de Sus Majestades para hacerles una foto con su Rey preferido, la Cabalgata de Reyes vista una y otra vez, después de grabarla y convertirla en uno de los videos más vistos de las Navidades y, por fin, la mañana del 6 de enero en que, como hicieran mis padres conmigo, los despertaba muy temprano anunciándoles que los Reyes ya habían llegado cargados con los juguetes que habían pedido.

Ver esas caritas con los ojos desorbitados por la emoción y sus cuerpecitos de niños temblando ante la visión de sus regalos, sin ser capaces de entender las leyes que permitían que semejante suceso hubiera ocurrido, ayudarles a desenvolver sus juguetes porque, con los nervios, no eran capaces de hacerlo solos.

Quiero recuperar todo eso, creo que tengo derecho. Por eso, después de tanto tiempo sin escribiros, esta es mi petición para este año. Quiero ver otra vez en la mirada de mis hijos esos ojos de niño con los que me miraban entonces, quiero volver a sentir el calor de su inocencia al abrazarme llenos de alegría, desconcertados ante lo increíble de los acontecimientos que se estaban sucediendo ante sus ojos. Quiero recobrar su infancia, al menos durante unos segundos, sin que ellos se den cuenta, porque sé que no están por la labor. Se creen muy mayores, quieren serlo y se ríen por dentro de los que no logramos detener el tiempo, de los que sentimos nostalgia de tiempos mejores, de los que irremediablemente nos estamos haciendo viejos.

Estas son, Majestades, mis peticiones y, como no quiero que tengáis ningún percance en el camino hasta ellas, olvidaos de las copitas de anís que os dejaba al lado de los zapatos para que soportarais mejor el frío de la noche. No me gustaría que os parara alguna angelical pareja del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil y os pusiera a soplar. No quiero tener nada que ver en una posible detención de Sus Majestades de Oriente por superar las tasas de alcohol establecidas. Os tendréis que conformar pues, con el consabido polvorón y un vasito de leche calentita, así es que no tardéis mucho o se enfriará.

Un cordial saludo de otro Peter Pan más.
Jucapega196308 de enero de 2015

4 Comentarios

  • Jucapega1963

    Aunque ya haya pasado la Noche de Reyes, quiero compartir mi carta con todos vosotr@s.

    08/01/15 12:01

  • Luia

    Tu decir de ternuras y nostalgias... tu hacer qa mi infancia y la de mis hijos... tu recuerdo de aquellas miradas inocentes y llenas de encanto...

    ¡¡¡Gracias!!!

    Un gran abrazo

    08/01/15 03:01

  • Luia

    "tu hacer que vuelva a mi infancia y las de mis hijos"

    08/01/15 03:01

  • Jucapega1963

    Gracias por tu comentario, Luia. Me alegro de que te haya gustado.
    Un abrazo.

    08/01/15 04:01

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