TusTextos

Vuelvo al Agua, para que Seamos Siempre Uno.

Basta un minuto de tu vida para hacer que todo cambie. Un mal beso, una sonrisa en un momento indiscreto, coger el caramelo de la mano de quién no debes. Una mirada que haga levantar pasiones secretas, o un rubor de mejillas inadecuado. Una decisión con varias copas de alcohol a las siete de la mañana.

Lo importante no es el cómo sucede, sino la pequeña y finísima improbabilidad de que algo tan natural como un estornudo, desencadene una acción futura inmediata distinta de lo que esperabas.
Que hay historias mal contadas, que marcan tu destino. Rumores extendidos, y deseos oscuros. Pero existen las sonrisas con finales en beso, los cigarros compartidos y las noches de bohemia.

El sufrimiento es opcional, el rencor un enemigo al que evitar. No es buena compañía la soledad, aunque a veces alivia y nos engaña a seguir con ella. Las traiciones son peores cuando vienen juntas, y eso es algo que no nos han enseñado a combatir. Es algo que nos toca sufrir en la piel. Me duele hasta querer recordarle. Tu piel, esa extraña desconocida que entró como un huracán, y se marchó sin hacer ruido a escondidas. Como tus labios, que al moverse, prometían al aire volverse tangible. Lo peor fue creerte y mentirme. Quizás, quería mentirme yo, porque tus engaños eran cada vez más fáciles de pillar.

Pero no te preocupes, querido recuerdo, hoy te escribo desde el lugar dónde las casualidades hicieron posible que nos miráramos a los ojos. Hace algo más de viento, y el aire no trae tu perfume, pero es invierno, las hojas vuelan alrededor de la plaza como malabares mágicos, para luego caer cansadas sobre el mar, y dejarse llevar por la corriente.
Y aunque aún tengo alguna marca tuya sobre mi cuerpo, ya no son visibles por los demás. Ya dejamos de ser agua, para convertirnos en cenizas.

Verás que no te miento, cuando te digo que no me arrepiento de haberme equivocado totalmente contigo. Eras la primera elección que hacía en mi vida, y como tal, tenía que salir mal.
Ahora entiendo muchas cosas, te entiendo a ti, y tus decisiones. Tus cinco minutos de silencio antes de decirme te quiero, tu forma de esquivar mis labios y tus razones para regalar mis besos a otras.
Así que he tomado mi segunda decisión, y como tal, seguramente acabe mal. Pues aunque no me guste decirlo, pienso que no eras un camino, sino la meta donde había esperado a llegar. Así que espero que me entiendas tú ahora. Que recuerdes que un minuto puede cambiarlo todo. Y que aunque ahora mismo solo vea el cielo, mientras mi cuerpo cae con todo su peso, vuelvo al agua, para que siempre seamos uno.

Y ahora he de decir que desgraciadamente todos hemos sufrido un dolor amoroso; ese que te atraviesa el pecho con un palo lleno de espinas de tal manera, que por mucho que te las quites tú solo, siempre queda la más profunda clavada en el interior de nuestra alma. Y por más que hagamos nuestras vidas, por más que insistamos en creer que todo fue un mal sueño y demos por hecho que no regresará más, de repente esa persona, vuelve. La vida es así de injusta, tu amor, mi amor, el amor de otros que se larga con otras almas porque quizás las suyas no estaban completas ni a gusto consigo mismas, y no porque nosotros no hayamos puesto de nuestra parte para amarlos hasta lo más profundo de nuestro ser, eso tiene que quedar claro en todo momento. Pero una cosa que de verdad hemos de tener muy presente cada día de nuestras vidas, es que quien no está para nosotros, se irá, mientras que quien esté para nosotros, aparecerá de la forma y en el momento más inesperado, siempre... para quedarse. Los amores van y vuelven, con mis 20 años lo tengo todo muy claro. Pero lo que nos mantiene y ha de mantenernos vivos es el amor hacia nosotros mismos.
Lagrimasenelcielo26 de enero de 2015

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