Tan sola que me asusto cuando oigo algún ruido extraño, sospecho de las sombras y veo siluetas donde solo hay montones de ropa sacada de la secadora. Hay pequeños seres que me acompañan, están entre la ropa, entre los trastos viejos amontonados, debajo de mi cama, dentro del armario... hay pequeños trols que me despeinan mientras duermo y yo sueño con esos pocos vampiros que me han robado sangre. Me levanto pero sigo torturandome pensando en mi sangre desparramada por cuerpos que ya no veo. Toda esa sangre, que estaba viva, emocionada, roja muy roja y ahora debe tener un tono apagado, triste, melancólico, un tono marronoso que solo da la impresión de que eso no puede ser sangre, que la sangre tiene que ser vida y eso es solo un liquido que sustituye a lo que antes corría por mis venas.
Es la pluma que te acaricia poco a poco, es el pelo que te hace cosquillas en la nuca, las mañanas alegres y muchas más cosas agradables. Es la vida que les hace falta a los desgraciados empedernidos, quizás valoran lo que tienen, pero no hay suficiente.
Con la cabeza cuerda reconozco que no es el mejor estado, recuerdo estados perfectos en los que solo estas y nunca más tienes que pensar, solo seguir estando en el estado en el que todo gira a un ritmo establecido por los dioses. Esos mismos dioses que hacen que cada poco la vida vuelva a mi y me reconcilie con un mundo que nunca a tenido un aspecto acogedor.
Estamos en el siglo del miedo, de la cultura pop y donde el símbolo del ohm ahora le llaman el del tripi, estamos en un mundo donde no hay nada que tenga sentido, y que nadie entiende. Sin embargo todo el mundo hace ver que si, que están en su hogar, que la salsa que les baña no es más que la de las patatas bravas, que pica pero solo en su justa medida, yo en cambio noto que duele, que descompone y que no puedo ir por el camino de cemento, prefiero el de arena.
Pasan los años y cada vez hay menos escusas, un caparazón más fuerte pero un cuerpo más débil dentro. No puedo con esta película que se repite hasta que ya no se de que iba. Siempre el mismo juego y otra vez yo sin lo que necesito, con las ideas enrolladas como un ovillo de lana enredado en mi cerebro. El ovillo no se desenreda, también tengo un gato que se dedica a jugar con el, golpe con la pata y otra vez a rodar, otra vez empiezo a pensar que el mundo sigue girando y que yo no puedo seguir el ritmo.
Convierto en oro todo lo que toco, y si, el oro es un metal precioso pero también frío. Todo esta congelado y yo sin chaqueta. Otro catarro emocional acecha por el norte y por el sur, por el sur no hay nada, otra vez no hay nada
Estoy reconstruyendo partes de mi que había olvidado. He vuelto a volar, he vuelto a tenerle miedo a las alturas y ahora solo queda la puerta que parecía estar abierta y en realidad tenia el pestillo puesto. Solo se puede abrir por dentro, y yo no he llegado tan lejos.
Pero para que negarlo, soy una dulce doncella que tiene los mínimos sentimientos necesarios y si tengo más se la manera de ocultarlos. El mundo gira, si, y lo hace demasiado rápido, pero yo me he montado en una nave espacial y durante un tiempo me traslado de planeta.
Hasta la vista terrícolas.

Seguir AutorRecomendar Texto Agregar a Favoritos

5 Comentarios

• 

  Knortsuiza

  un consejo; reorganiza tus sentimientos, esta muy bueno y si es verdad solo te digo que tengas la frente arriba, y si lo sacaste de mu imaginación, esta muy bueno besos

  21/04/08 06:04

• 

  Adriel

  ¿Me llevás en tu nave?
  "Pienso, luego existo", entonces hoy no voy a pensar a ver si dejo de existir por un rato.
  Saludos.

  21/04/08 08:04

• 

  Fu

  Escribes ... distinto! estoy a la expectativa!
  
  (esto ya lo dije antes, creo)

  26/04/08 02:04

• 

  Shadow

  Un cuento de primera. Yo también prefiero la arena. Saludos.

  30/04/08 04:04

• 

  Polaris

  Cuando te leo, siempre me pregunto, si eres real.
  Pol.

  11/05/08 01:05