Disfruto de esta noche a mi manera. Hago a un lado el libro y, aunque es tarde, y, aunque los relojes y Luia, me ensueño. Me ensueño porque hay colores, porque los nacidos de Dios rinden sus amores y porque sólo en estos momentos todo es quietud y el pasado nunca vuelve a ser presente.
Las horas comunes me tiemblan en el cuerpo, pero ahora, ahora que es noche, que todo es dulzura deshojada, ardido azabache y esencia, ahora que es velo vaporoso de encendido cuerpo, ahora es pecho vuelto en emoción, Musa del cielo descendida, ahora es Vida, ahora es instante y siempre.
Adentro, nuestra casa-nido es la historia de esta noche, es olvido desde ayer hasta el primer aliento.
Afuera, la calle, es gato azul, eclise de zorzales, sombra de una llovizna y también un desahogo, un tango prohibido.
