Ayer me levanté con unas ganas de pensar en voz alta, en hablar con las paredes mientras los minutos pasaban, sentir al silencio entre pensamiento y pensamiento flotar en el aire como humo desvanecido. Ayer me levanté siendo un yo más callado y reflexivo.

Y ahí caí en el continuo meollo que mi cerebro grita.

“ No somos nada sin el amor”.

Debo admitirlo, la morbosidad (en todo el sentido sexual de la palabra) siempre invande mis labios, mis caricias, mis propias ideas. Sin embargo, ayer mi mente se encontraba vacía, limpia, llena de un aire que evitaba que mis neuronas hicieran sinapsis, mis músculos relajados convertidos en masas amorfas (exceptuando los de la mano que baten el café matutino) eran parte de este muñeco inflado con nombre humano: Marco.

Ese día a mis fosas nasales llegaron los miles de olores a carne que alguna vez olí, la piel y el sudor que antes empañaron mi piel con momentos de placer ahora penetraban mi bulbo olfativo, se convertían en retazos presentes de mi existencia.

A mi mente llegaron los gritos y desgarres de placer que sucumbieron mi mundo, la ropa interior tirada al piso, las caderas de ella, el cuello de él.

Pasaron segundos, minutos, horas, y yo seguía en silencio, sólo respiraba para mantenerme consciente de mi realidad, para mantener mi cuerpo erguido mientras tomaba la taza de café por el asa.

- y nada más (dijeron mis labios)

Exactamente eran eso, recuerdos, imágenes, sonidos, noches de placer que iban y venían, palabras bonitas y empalagosas que se decían al oído para aumentar la excitación. Palabras vacías que cumplían un objetivo específico: sentirme el centro del universo, por lo menos mientras duraba la luna en el firmamento.

Y ahí lloré por dentro, ahí dejé caer la taza al piso, ahí dejé que el café se esparciera por el suelo, dejé que se escurriera entre el granito, dejé que la quietud de mi alma despertará del estado de trance.

Y lloré. Lloré como nunca lo había hecho, sentí una navaja puñalándome el pecho, un dolor intenso que me quemaba por dentro. Mientras mis manos tarareaban por buscar refugio en el rincón.

- y es que nunca he experimentado el amor ( me dije en voz baja).

Ahí deduje todos los segundos perdidos en la calma: “Nunca he sentido al amor rozar mi alma”.

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6 Comentarios

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  Vayatela

  guauu...me encant?! Todo enterito!!!Este texto no tiene desperdicio alguno.
  Es triste,pero com?n..por desgracia! lo pongo en favoritos!!!ser? q hoy tengo el dia tonto.
  Abrazos,vayatela

  03/05/09 07:05

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  Nigth14

  jejeje me siento muy halagado por tu comentario, todos tenemos un d?a tonto as? que no te desesperes. saludos y muchas gracias por llevarlo a favoritos.
  
  

  03/05/09 02:05

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  Kitty

  gracias che
  a mi tambien es lo q mas me encanta de estas letras
  adios

  03/05/09 11:05

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  Pialero64

  a veces me he sentido as?. Vaya....si lo que sabe expresar. Te felicito.

  04/05/09 07:05

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  Nigth14

  hola kitty pues ya tenemos algo en com?n.

  05/05/09 02:05

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  Nigth14

  hola pialero, primera vez que te veo por aqu?.
  
  muchas gracias por comentarme y si eres nuevo bienvenido!!!

  05/05/09 02:05