(Repaso una y otra vez el librero de mi amor pero se ha extraviado el libro más amado).
Quisiera tenerte como libro medio envejecido de tanto leerte y releerte y medio empolvado de tanto amarte; y dibujar figuras de hielo sobre tus hombros marcando a su paso mis delirios y corduras; y abrazarme a tus letras y formar con ellas lo que quiero ver y reacomodarlas para leer lo que quiero leer y pronunciar lo que quiero escuchar; y tomarte de la mano y pasear por entre sales y salitres; y rayar las canciones de memoria aprendidas de tanto cantarlas al oído.
(Y repaso nuevamente mi librero y sigues ausente, alguien más te ha robado y probablemente leído y releído y probado el sabor de tus hojas y aprendido de memoria tu índice y final).
Quisiera hacerme letras para adherirme a tu lomo y formar parte de ti y aparecer juntos en el librero y caminar a pasos cortos sobre el calendario; y curarnos las heridas y limpiarnos los recuerdos; y suspirarnos una y otra vez mientras conduces o mientras conduzco; y viajar y no volvernos hacia atrás; y enlazarnos con los rayos de la luna y brincar sobre los charcos de alegrías.
(De nuevo repaso mi librero, pero el libro leído y releído no aparece aún en mi librero).
