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Reminiscencia

Le dije: "Es triste hablar de la tristeza, pues la realidad me hizo caer en la cuenta de que navego en aguas de tristezas. Me siento triste, muy triste, pero no como el patético tristonio que arrastra su tristeza por las calles, sino como esos locos tristonienses que se acurrucan en su silencio"...

Le dije: "El mundo es demasiado triste como para soportar el peso de tanta tristeza. Está mal que lo diga, pero a veces me consuela saber que todos están tristes, que no soy el único que tristea por ahí, y si lo piensas un poco, pareciera que cada uno ha emprendido una competencia sangrienta (sin reglas ni limites) para ver quién es el más triste de los tristes, buscando ganar ese ansiado y evitado certificado que este mundo de etiquetas puede dar, el de potenciales Depresivos. Aunque obviamente la trampa de la apariencia exige mostrar solo un 2% del total que rasga el corazón..."

Le dije: "Rescato el respeto que hay entre los tristes, pues nadie estorba en su tristeza, ya que es sabido que entre tristes no nos vamos andar pisando la tristeza".

Le dije: "Recuerdo el día en que alguien gritó que habían matado la tristeza, pero donde?, cuando?, y cómo?, porque mi tristeza sigue viva aquí dentro, tatuada, tan firme como rulo de estatua triste.

Le dije: "Ya basta de estafar con eso de los tres tristes tigres, pues somos mucho más que tres tristes tigres... ya demasiado triste es no poder decirlo de corrido como para andar trabalenguandose en la tristeza... Incluso me dijeron que no iba a sentir tanta tristeza el día que partiera de esta locura, pero no es verdad, todo es peor... la tristeza no cambia, lo que cambia es el lugar, nada más... Por eso pregunto si alguien sabe si existe algún rincón donde la tristeza no tenga residencia, porque la verdad... es una tristeza no saber como se puede escapar.

Luego, le dije: "¡Pará, pará! ¡Detente un momento!, ¡Creo que ahora estoy mejor, creo que en este instante soy feliz, mucho más feliz que de costumbre!, mucho más feliz!!!...

Y al segundo siguiente, le dije: "No... ya pasó, no era más que una falsa alarma... o supongo que fue la reminiscencia de una felicidad lejana que me viene de vez en cuando a ilusionar la vida"...

Hubo un abismo de triste silencio entre ella y yo...
Aunque ya la notaba triste desde antes, más pensativa, más preocupada y hermosa... por eso esperaba un abrazo que naciera de la confusión misma de un respirar que calme nuestras tristezas. Pero inexplicablemente en un santiamén, salió corriendo y gritando que iba en busca de un diccionario, pues necesitaba de urgencia saber que era una "reminiscencia"... excusas... excusas para no volver nunca más... para siempre regresar... más tristeza... la puta tristeza...

En verdad les digo: "Va a ser la última vez que le confío mis pensamientos a la despistada y desparramada soledad!"
Ram08413 de mayo de 2011

2 Comentarios

  • Concetta

    Hola,
    Me ha gustado leerte.
    Un relato que me hace suspirar de tristeza.
    Cuando se instala (me refiero a la tristeza) en el alma..., es difícil echarla. Pero..., ¡¡¡¡¡ESPERA¡¡¡¡ ¿Tu personaje todavía tiene ILUSIÓN?
    Si la tiene, tal vez no esté todo perdido...
    Saludos

    24/06/11 12:06

  • Ram084

    la tiene, la tiene, sin ilusión ni esperanza la tristeza haría desastre en las vidas...
    gracias por leer!

    30/06/11 06:06

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