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Amenis Parte Ii – la Paz Del Lugar, Recuerdos Del Pasado

Una mujer se acercó a ver el cuerpo de quien del cielo cayó, vio sus alas blancas y ensangrentadas, su cara pálida, pudo ver que estaba embarazada, y a la ciudad alertó, pero en cuanto los enfermos llegaron a su alrededor, curados se sintieron, sanos otra vez, salvados de una enfermedad y epidemia que parecía no tener fin. Proclamada la reina de la ciudad aún sin saber su nombre, aún sin saber de su procedencia, fue nombrada reina, por la pureza que portaba en su entidad. Pero en cuanto las ancianas la trasladaron a un hogar, las alas de Amenis cayeron al suelo, deshaciéndose, y a la vez, dándole pureza y protección a la ciudad, pronto la luz de Direm desapareció, y de once puntos de la ciudad, ángeles cayeron en ayuda de quien el proceder del bien llevaría en su interior.

Los días pasaban lentos, y su mente rápida recuperación obtuvo con los recuerdos de la ciudad, careciendo de lo que su pasado le pudo dar, así fue nombrada frente a todos la reina del lugar, pero cuando su nombre fue pedido, el silencio fue quien reinó, su memoria estaba vacía, sabia hablar, pero no como se llamaba, sabia en donde estaba pero no como había llegado al lugar, y sus labios rompieron el silencio pidiendo un nombre, con el cual ser llamada y proclamada, con el cual ser reconocida y amada, pero la ciudad silenció, nadie sabia como llamarla, como dirigirse hacia ella, nunca supieron como llamar a la ciudad, aún menos como llamar a su propia reina, pero de la boca de un niño, un nombre un tanto raro fue dicho, Heleniz, eso fue lo que el pueblo entendió, y como una lluvia de recuerdos, la mente de Amenis se aclareció, recordó todo rápidamente, y el nombre Heleniz en toda su mente se escucho, el nombre de una diosa, la diosa de la misericordia, la diosa de la compasión, su propia madre, y sin ninguna palabra, Amenis aceptó, aun sabiendo que su verdadero nombre era Amenis, pero en su interior prefirió ocultarlo, y seguir oculta para las manos del Pherid, que su cuerpo perseguía con espectros disfrazados de humanos, buscando su cuerpo y mente con el nombre de Amenis, la princesa de la purificación.
Para el Pherid su nuevo nombre era desconocido, aun para la sombra negra del mal, que en el Efecis lograba reinar, el nuevo nombre de Amenis era desconocido, causando rabia y desesperación en quien el mal lograba poseer y ejercer.

Los años pasaron en paz en la ciudad sin nombre, el mal a tal ciudad ya no llegaba, y los días eran pasivos, tranquilos y felices, la ciudad prosperaba enormemente, se crearon guardias y muros para la ciudad, primero de madera, luego ladrillos y cerámica, con los que se levantaron grandes paredes alrededor, y las casas se reforzaron, agrandándolas, fortaleciéndolas, haciéndolas más seguras y acogedoras, todo iba prosperando en la ciudad. Doce piletas fueron levantadas en fila frente al palacio en el que Heleniz vivía, con personas que para su aparición no tenían casa ni un techo en el cual refugiarse de las lluvias, ni de las enfermedades que antes llegaban como epidemias al lugar.
Saiuru26 de octubre de 2008

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