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La Casa de al Lado .

La casa de al lado estaba abandonada. Mamá no me dejaba entrar ahí. La casa de al lado me gustaba, muchísimo. No me daba miedo, era una casa linda, un poco desencajada para la época, pero eso me atraía mucho más.
Tenía planeado hacer una visita ilegal y nocturna. Pensar que iba a poder pisar la casa de al lado me enloquecía, me aceleraba el corazón, me lo estrujaba, me lo quemaba, me lo exprimía…
Con las vísceras hechas alimento para gusanos, y un bombardeo de delirios en mi cabeza salí de mi casa sin hacer el menor sonido.
Y ahí estaba, en todo su esplendor, más hermosa que ninguna, llamándome en esa noche apagada. Entré febril, entre la euforia y la agonía. Las manos entumecidas me jugaban una mala pasada, no podía abrir la puerta.
Decidí respirar profundamente, desperté todos mis sentidos, y volví a intentarlo. Al fin, la gloria.
Apenas oí el crujido del piso de madera sentí una fuerza que me absorbía desde el interior de la casa de al lado. Y no podía controlarlo, me obligaba a internarme más en sus profundidades. No tenía salida, ni opción. Esa casa, la casa de al lado, era un viaje a otra dimensión, imposible y desconocida.
Satire15 de abril de 2011

2 Comentarios

  • Emme

    Muy lindo pero.... te deja con ganas de más!!

    28/04/11 02:04

  • Satire

    La magia de los finales abiertos.

    28/04/11 03:04

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