"Que sí, que te sigo amando joder" era lo que estaba escrito en el movil que su inerte mano sontenía apenas rozando la tecla del intro, pero sin llegar a pulsarla. Un surtido de grietas rodeaba un perfecto orificio en el cristal de su habitación idéntico al que ella tenía en el lateral izquierdo de su sien y del que todavía manaba sangre. El teléfono no debaja de sonar a causa de los mensajes que llegaban y no eran respondidos. Pero ¿quién los iba a responder si Alicia ya estaba muerta? 16-06-15