Sentí que era un asesino de sueños. Su anhelo era nadar contra corriente, luchar contra las sombras
del olvido. Sus ojos, acostumbrados a mirar más allá de las montañas, le animaban a escapar cada
noc...
Poco antes de que los domingos fueran amargos, hubo sábados envueltos en luz, viernes lluviosos,
aterciopelados. Los jueves viajaban en taxi dibujando perlas en la madrugada, seguros de que los
miérco...
El lápiz con el que ella, cada mañana, se lo dibujaba seguía sobre la mesita de noche cuando, por
fin, él abrió los ojos. Aunque se sentía tan raro, distinto y desconcertado, aún notaba en la palma
...
Los lugares cambian con nosotros. Esa estación es como un cementerio de recuerdos, de carteles que
chirrían en un tiempo actual que es déspota con todo aquello que encierran los objetos: las miradas
q...
Ya no soy aquella pekeña niña rubita que siempre estaba feliz, k no paraba kieta nunca, k soñaba con
ser medica y curar a la gente, k keria tener una casita con arboles y un perro y k se pasaba todo
e...
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