TusTextos

Conversación 1899

El nuevo siglo está al llegar y no puedo sinó preguntarme por el extraño propósito de los actos que ejerzo bajo los efectos de un largo "derivé" de once horas. La conciencia ronda los esquizotipos más cuidadosamente ocultos para el conjunto de la sociedad británica. Pero pese a eso, no estoy loco. Soy el nuevo "otro humano" que espera con los brazos abiertos la velocidad incontrolable de los próximos cien años. Mientras que, mis congéneres, esperan sin saberlo, sus últimos estertores.

"Volvamos al jardín de los sentidos..." dijo mientras, tras los arbustos, aguardaba yo mi momento de actuar.

Por entonces. mi vida se limitaba al hurto de pertenencias de diferentes brillos, armonías y quilates. Así que no dudé un instante en, y tras las inquietantes palabras del diálogo anterior, proceder a la sustracción de aquella bisutería que, indecorosa y burdelesca, prometía sacarme de la miseria y adentrarme en las alturas del lujo. Al mes siguiente mi identidad dejó de existir como un ente conjunto y se escindió en millones de modalidades de proceder ante esa eterna prueba o juego que llamamos de algún modo "la vida".

Un biógrafo inoportuno, como suelen serlo, intentaría explicar con precisión quirúrjica, analítica y premeditadamente científica lo ocurrido. Pero la mente es incapaz de conceptuar eventos de semejante índole.

Tras esto, hablé con Dios y unos tipos algo obscuros en una sala de diminutas proporciones:

-Oh, gran padre de todo. Debo anunciarle que mi cordura se ha perdido en el agujero negro de la nada para, después de un largo silencio, regresar como una série de influencias a las que puedo acceder con tal de sobrevivir. Esa es mi falta: el ejercicio de lo divino en lo humano

-Bien, no debes preocuparte. Esto será lo que sucederá. Vivirás sin comprender durante el resto de tus días y examinarás y viajarás por el tiempo y el espacio confinado en la habitación herméticamente cerrada en aquel olvidado rincón de tu mente. Ese es tu don. Esa es tu maldición. Todo por aspirar al cielo sin haber conocido jamás la tierra ¿O piensas que Prometeo era, después de todo, un mito? No te creas tan listo, querido.

-Pero...

-Ni una sola palabra. Ni una sola palabra.


El tiempo se ha roto. Pero puedo sonreír ante mi castigo, ante la locura que me veo en la obligación de albergar en mi cabeza. Mañana será un nuevo año, un nuevo siglo, y un nuevo mundo y yo...

...acabo de dar a luz a este maravilloso evento.

Epílogo:

"Señorita ( ), me veo en la obligación de anunciarle el fallecimiento de su primogénito tras una incensante lucha entre su persona y sus personas. Todo esto podría desconcertarla en grado sumo, pero sé que no lo hará, ya que usted le conocía mejor que nadie y eso, es un privilegio que ninguno de los médicos de este asilo de demencia o, si me apresura, de alguno de sus inquilinos, podía entender una forma de vida tan compleja y disparatada al mismo tiempo. Una genialidad que, y a su pesar, no pudo volar.

Desde aquí le envíamos nuestro más sincero pésame. Gracias por su comprensión"



Transhumante16 de diciembre de 2010

1 Comentarios

  • Norah

    En verdad honrada, por tan estupendo relato, has continuado la serie de un modo maravilloso, gracias mil.

    16/12/10 06:12

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