TusTextos

Destino

Antes de nacer, yo tenía claro que quería hacerlo. Nacer, me refiero. Pero mi hermano no, y mucho menos después de lo que nos ocurrió aquellos días.
Llegábamos a un lugar en el que delante de nosotros aparecía nuestra vida proyectada en una gran pantalla, pero aún no habíamos nacido. Veíamos la película de nuestras vidas, y la vimos por capítulos, durante varios días. Una tarde, no apareció nada delante de nosotros. Debió ser el momento en el que teníamos que nacer y nos tocaba protagonizar esa película, de la cual, conocíamos ya el final…
No sabemos si lo que vimos fue para bien o para mal, o simplemente, aunque pensábamos que podríamos tomar las riendas de nuestras vidas, estábamos haciendo realidad el destino que nos habían asignado, desde algún lugar…A mi hermano no le gustó lo que la vida le deparaba. Yo, en cambio, decidí comprobar si mi vida sería tal y como la vimos, o si podría tomar mis decisiones y cambiar lo que no me gustó ver, así que, me aventuré a nacer. Fue muy duro hacerlo dejando en el camino a mi fiel compañero, a mi hermano. Fue muy triste nacer al mismo tiempo que mi hermano decidía no hacerlo. Todavía hoy no sé cuál de los dos estaba equivocado, o cuál de los dos tenía razón. Le echo de menos.

No recordamos dónde estábamos antes de nacer. Pensamos, simplemente, que no existimos. Pero no es así. Lo que sucede es que en el momento de nacer, olvidamos todo lo que hemos “vivido” anteriormente. No sé por qué, pero algo falló cuando yo nací: a mí no se me olvidó y recordaba nuestras vidas proyectadas en la pantalla.

Yo nací con una rara enfermedad que me impidió conocer lo que era andar, o correr, o nadar. Siempre sentado en una silla de ruedas, de diferentes tamaños según crecía mi cuerpo, que más bien, se estiró poco. Pero todo el mundo se ocupaba de mí, porque era el débil, el enfermo, el que más cuidados necesitaba, y el que, a pesar de todo, siempre sonreía, siempre estaba de buen humor, bromeando…Me hacía querer, y yo disfrutaba de la vida, de mi vida. No conocía otra y había que vivirla lo mejor posible. Crecí entre algodones, como suele decirse, y aunque mi vida no fue muy larga, fue una vida muy feliz.

En la película que vimos, mi hermano nacía sano, hermoso, regordete, con esos ojos azules que todas las madres desean para sus bebés. Como podía valerse por sí mismo, nadie le hacía excesivo caso, nadie le mimaba, nadie estaba pendiente de él, por lo que, poco a poco, se fue convirtiendo en un niño introvertido, huraño, triste y solitario. Recogía los besos que a mí me sobraban y las caricias que, rebosando de mi cuerpo, caían sobre la alfombra. Vivió muchos años, consumiendo una vida que no tenía con quien compartir. Creo que nunca fue feliz.

Todo ocurrió como habíamos visto desde el seno materno. Yo no pude cambiar nada de lo que el destino me tenía preparado, por lo que imagino que la vida de mi hermano hubiera sido como la vimos.

Sigo sin saber quién tomó la decisión acertada.
Uca15 de mayo de 2008

3 Comentarios

  • Adriel

    Cuando decidió no nacer cambió su destino, así que obviamente podría haber tenido otra vida.
    Sacando ese detalle, me gustó.

    15/05/08 03:05

  • Uca

    JE, je, es lo bueno del mundo de la imaginación: ¡todo es posible!
    Gracias por venir y besines Adriel.

    15/05/08 07:05

  • Munoztigre

    NaCER, destino, tú... hermosa trilogía...

    16/05/08 03:05

Más de Uca

Chat